Cultura y Espectáculos

Batman: The Killing Joke El caballero de la noche se reivindica con sus fans

El película animada del héroe de Ciudad Gótica, estrenada por dos días en Concepción, no es un filme convencional. La estructura es irregular, pero la historia es provocadora y moralmente ambigua.

Por: Diario Concepción 30 de Julio 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4213.jpg

El película animada del héroe de Ciudad Gótica, estrenada por dos días en Concepción, no es un filme convencional. La estructura es irregular, pero la historia es provocadora y moralmente ambigua.
 

Esteban Andaur
Contacto@diarioconcepcion.cl

Pero aquí hay dos películas que se fusionan, casi, perfectamente. Batman: The Killing Joke (2016) comienza con una historia dominada por Batichica, que sirve de prólogo a la historia central de la película, esta última adaptada de la novela gráfica homónima de los 80. El prólogo, por consiguiente, no forma parte de la novela.

El líder de un grupo de jóvenes mafiosos seduce a Batichica cada vez que ésta trata de detenerlos. Ella confunde los sentimientos que esta seducción genera en ella con su rol como compañera de Batman, y esta subtrama funciona en cuanto refleja la relación de ambos: Batman y Batichica se sienten atraídos sexualmente, pero suelen ignorar sus verdaderos sentimientos con la excusa de concentrarse sólo en su misión justiciera en Ciudad Gótica.

Quizá esta subtrama sea demasiado larga como prólogo, entre las muchas libertades que el filme se toma; y se concentra mucho en los mafiosos, cuando se supone que esto se trata del Guasón. Sin embargo, consigue desarrollar muy bien el personaje de Batichica, lo cual es de mucha utilidad para cuando la verdadera adaptación de The Killing Joke comienza.

En la novela gráfica, Batichica aparece una vez que el Guasón le dispara y la deja inválida (y no creo que esto sea un spoiler, pues no es lo principal del filme). Para fans de Batman, el prólogo aquí habría sido innecesario en el cómic, puesto que ellos ya poseen el piso emocional como para involucrarse en la historia de un principio. Pero para un público de cine, esto no es así.

Ahora bien, el prólogo sirve más como relleno para una adaptación que habría durado menos de una hora, y provee una bienvenida violencia gráfica, inusual para filmes de DC Comics. No obstante, ya que Batichica aparece en casi todas las escenas del prólogo, y la narración en off es de ella, el espectador se involucra emocionalmente con la perspectiva de su personaje. Por eso uno queda más que afectado cuando le dispara el Guasón, y he aquí el inmenso beneficio del extraño prólogo.

Quedé con la sensación de que Batman: The Killing Joke es, en el fondo, una historia sobre Batichica, como un tormento romántico de Batman. Y, en segundo lugar, sobre cómo ella y su padre son usados por el Guasón para atacar a Batman. Lo que sucede después de que es disparada es casi idéntico a los paneles del cómic, excepto por la animación.

El estilo que los realizadores eligieron para sus caricaturas es como una fusión entre anime y la tradicional animación americana, con algunos toques digitales. Es inusual, pero por lo mismo no lo puedes dejar de ver, y más aún cuando los personajes emergen como seres complejos y ambiguos, fascinantes. Hay veces en que la ciudad de Batman evoca un Tokio de neón más que una Ciudad Gótica art déco. Yo habría optado por algo más fácil, el muy superior estilo visual de la novela gráfica; pero habría sido irrespetuoso para los fans ver el prólogo con este estilo, creo.

Pensándolo mejor, creo que me sumergí de lleno en el relato por la simple razón de que estaba viendo caricaturas en la pantalla. No actores reales. Es que las adaptaciones cinematográficas de los cómics tienen que hacerse en animación. La otra opción es la excusa de los estudios de Hollywood para gastar millones de dólares, que justifiquen ingentes campañas de marketing, y ganar cinco veces más de lo que invirtieron. La animación, en cambio, preserva y respeta la esencia del material fuente.

Los flashbacks de la vida familiar del Guasón son desgarradores y perturbadores, y despertaron en mí una nostalgia exquisita por las aventuras clásicas del Caballero Oscuro.

Lo mejor de esta película son las voces. Kevin Conroy, como Batman, me recordó a la voz de Michael Keaton en las versiones de Tim Burton. Y Mark Hamill como el Guasón está irreconocible. Suena como un payaso demoníaco, loco, melancólico. Su interpretación vocal es completa, y sorprende ver (o escuchar) lo que un actor es capaz de hacer tan sólo con su voz. Ahora bien, Tara Strong es creíble como Barbara Gordon, pero me sonó como una mujer demasiado <>, cuando las voces en las animaciones de Batman deben poseer una cualidad atemporal.

Los filmes de Marvel pueden sobrepasar a los de DC Comics en excelencia y éxito, mas todos siguen una fórmula estática, lo cual les impide alcanzar la grandeza artística. El tono irregular de Batman: The Killing Joke es el resultado de tomar riesgos narrativos, y eso lo agradecí. Puede no ser perfecta, pero se atreve a no ser una película de superhéroes convencional, está cómoda en su moral ambigua, y se destaca. Es un entretenimiento provocador y misterioso.

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