Cultura y Espectáculos

Cartografía y empoderamiento estético y cultural

No obstante, ello se reconoce un pulso que marca un "estar" en Concepción, y por lo tanto una escena cultural que se proyecta como un lugar geopolítico que discute la legitimación de las prácticas del arte y marcos teóricos distantes de los centros de producción artísticos, a modo de una cartografía que tensa el empoderamiento estético y cultural.

Por: Diario Concepción 09 de Julio 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4778.jpg

No obstante, ello se reconoce un pulso que marca un "estar" en Concepción, y por lo tanto una escena cultural que se proyecta como un lugar geopolítico que discute la legitimación de las prácticas del arte y marcos teóricos distantes de los centros de producción artísticos, a modo de una cartografía que tensa el empoderamiento estético y cultural. 

 

Más allá de lo estrictamente cultural, hoy vemos demandas que se levantan como bloque ciudadano para reivindicar aspiraciones locales que sin duda atraviesan toda la esfera del ser social. Estos ejercicios ciudadanos, inspiradores y esperanzadores, quieren hacerse cargo de su propio devenir y exigen habitar las representaciones de sus propios derroteros. Esa tensión radica en gran medida a decisiones políticas que desde fuera definen un quehacer cultural regional y que obviamente no son capaces de leer la realidad donde se insertan, in-visibilizando y restringiendo las escenas locales y sus producciones culturales.

Y a propósito de demandas, hemos sido testigo del levantamiento ciudadano en la defensa de la Fábrica Textil Bellavista Oveja Tomé. La declaratoria a monumento histórico se alza como una apuesta en valor respecto de una identidad local, de un contexto, una historia y una vida. Contexto para que el Colectivo Mesa8 desarrolla cruces propios entre arte y comunidad. Y no vamos a detallar el desolador panorama de consumo cultural que tangencialmente se deja ver en este texto.

No obstante, ello se reconoce un pulso que marca un "estar" en Concepción, y por lo tanto una escena cultural que se proyecta como un lugar geopolítico que discute la legitimación de las prácticas del arte y marcos teóricos distantes de los centros de producción artísticos, a modo de una cartografía que tensa el empoderamiento estético y cultural. 

Y como toda precariedad es una oportunidad, Concepción se ha construido desde la autogestión no solo como una forma o una operación funcional a un modelo, sino como un espacio de reflexión y de critica desde donde pensarse construirse e inscribirse. Inscribirse en torno a sus propios referentes a sus propios problemas y a sus propias necesidades y demandas. Esta apuesta dinámica de sobrevivencia es un gesto lúcido y fortuito en la generación de redes, asociaciones y colaboraciones, que en su propia deriva permiten conceptualizar un modo de ser y pensar la escena local y su producción artística. 

Así, dislocándose desde un centro, se expresan los indicios de una escena local que se articula orgánicamente a las esferas del quehacer cultural y social. Una mirada expandida que interroga y se interroga desde sus propias necesidades. Y hoy observamos como un activo relevo generacional ha podido sembrar sus propios derroteros y acompañar este ejercicio de independencia, que además de reivindicar un pasado visibiliza un futuro. No todo lo que brilla es oro, pero brilla.
 

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