Así lo sostiene el último catastro realizado por la Fundación Techo, dado a conocer este año. Según el reporte Curanilahue tiene el número más grande de este tipo de asentamientos en la Región. Desde el Serviu se indicó que existe un trabajo con estas familias para mejorar sus condiciones y lograr que puedan optar a viviendas propias.
Entre 2022 y 2023 la Fundación Techo realizó una actualización de su catastro de campamentos a nivel nacional. Esos datos, tras ser procesados, fueron dados a conocer este 2024, recogiendo algo que resultaba evidente: el aumento en el número de este tipo de asentamientos en el país y donde la Región del Biobío no fue la excepción.
Desde el punto de vista de los números, la comparación con los datos anteriormente levantados por la Fundación, evidenciaron este incremento, tanto en la cantidad de familias que viven en campamentos, como en la cifra de estos.
Así, el informe de Techo Chile indica que se catastraron 9 mil 962 familias viviendo en dichos espacios en el Biobío. Esa cifra es un 43,1% más que lo recogido en el mismo catastro realizado en 2020-2021.
Y en el caso del número de campamentos existentes, comparando ambos catastros, el alza es de un 62,3% pasando de 122 a 198 a nivel regional.
Este aumento se explica por varios factores, entre ellos, los efectos de la pandemia y la dificultad de las familias de poder acceder al mercado formal de la vivienda, tanto para comprar como para arrendar.
Pero junto con ello, está la más básica de las necesidades, que es la de dejar de ser allegados, como lo constató Techo en su catastro.
“El motivo de campamentación en la Región del Biobío es principalmente la necesidad de dejar de ser allegados. Familias chilenas que buscan independencia. Vivir como allegados es que una familia se instale en el hogar de otra persona, lo que produce situaciones de hacinamiento”, se indicó desde la Fundación Techo Chile.
Traducido a números, en la Región un 83,3% de las familias entrevistadas en el catastro señaló que la necesidad de dejar ser allegados es la principal razón para estar en campamentos. Mientras, que un 67,2% sostuvo como motivo el alto costo de las viviendas y un 62,1% los bajos ingresos que perciben.
A la hora de ubicar geográficamente estos campamentos, desde Techo se indicó que una parte importante de ellos están fuera de la Provincia de Concepción, pero que los que sí están, se concentran en 2 comunas de la zona.
“La mayoría de los campamentos en Biobío no están en el Gran Concepción. Dentro las comunas con mayor cantidad de campamento están principalmente Lota (25) y Talcahuano (23). Afuera del Gran Concepción hay grandes cantidades de campamentos como en Curanilahue (45) y en Los Álamos (12)”, ambos en la provincia de Arauco, se detalló desde la misma entidad.
Coronel, Concepción y Lebu también muestran cifras altas en sus territorios con 13, 14 y 17 campamentos cada una, según el mismo reporte.
En este contexto, en la Provincia de Arauco, específicamente en Lebu y Los Álamos, “los campamentos se caracterizan por ser principalmente habitados por familias pertenecientes a pueblos originarios, se denominan recuperación de terrenos indígenas” se explicó.
El catastro también analizó la evolución en el tiempo de estos asentamientos. Y aquí los datos de Techo sostienen que los campamentos actuales se formaron principalmente desde el año 2010, sumando un total de 114 de los 198 existentes a nivel regional. Es más, 38 de estos surgieron en menos de 4 años, lo que corresponde a un 19,2% del total de campamentos en el Biobío.
Otra de los datos que recoge el catastro es que mayoritariamente las personas que habitan los campamentos son chilenas, siendo muy baja la presencia de familias extranjeras. A nivel nacional sólo el 6,2% viene de otro país a vivir directamente a un campamento.
Por ello, desde la Fundación Techo, su directora regional, Valentina Monsalve, planteó la necesidad de crear un plan especial para atender esta realidad, considerando el largo tiempo que las familias pasan en un campamento antes de acceder a una solución definitiva.
“Casi el 40% de las familias que viven en campamentos llevan al menos catorce años viviendo en este tipo de asentamientos. Por lo tanto, lo realista, considerando el lapso que tardan en encontrar otra alternativa por la vía regular -los procesos para acceder a una vivienda definitiva fluctúan entre cinco y quince años-, es elaborar propuestas para mejorar las condiciones mínimas de habitabilidad a la vez que se trabaja por la solución definitiva”, afirmó la representante regional de Techo.
En este punto es necesario mencionar que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) tiene cifras distintas, aunque no demasiado.
De hecho, en la actualización de su propio catastro, el Ministerio de Vienda y Urbanismo cifró en 225 el número de campamentos en la Región actualmente.
Por lo tanto, desde la perspectiva oficial hay claridad que el aumento en el número de campamentos es real, como lo señaló la directora regional del Serviu, María Luz Gajardo.
“El número de campamentos y el número de familias que habitan campamentos es un número que, desafortunadamente, ha aumentado”, sostuvo.
Ahora bien, la diferencia con los números de la Fundación Techo se explica porque para ser considerado como campamentos, y ser reconocidos como tales, el Estado ha establecido cinco criterios que deben cumplir este tipo de asentamientos.
Estos son: Que existan ocho o más viviendas en un espacio contiguo y que lleven al menos cuatro meses en el mismo lugar. Que carezcan al menos de uno de los servicios básicos, ya sea energía eléctrica, agua potable y alcantarillado. El cuarto requisito es la precariedad habitacional. Es decir, que se trate de viviendas que requieran de reparación. Y, además, que ocupen un terreno que sea de terceros.
Cumpliendo estos criterios, el Minvu los incorpora en su catastro y puede comenzar un trabajo para lograr que esas familias puedan avanzar hacia su vivienda propia.
En este sentido, la jefa regional del Serviu también comparte que entre las razones para que una familia esté en un campamento están indudablemente las económicas.
“Lo que nos indica el estudio y el catastro que hemos realizado es que, básicamente, la gente vive en situaciones de campamento en razón de que no encuentra en su comuna de origen la posibilidad de arrendar, o bien el arriendo que cobran es muy alto, o que en realidad no tienen posibilidades de encontrar vivienda”.
Junto con lo anterior, María Luz Gajardo remarca que pesa entre las familias que deciden estar en un campamento el querer conservar sus redes y no tener que irse a otras comunas.
“Las personas muchas veces no se desplazan de sus comunas, por razones laborales, por razones familiares, por las razones que sean, la gente se mantiene en sus comunas cerca del lugar en que realizan sus otras actividades cotidianas”, afirmó.
También, la imposibilidad de poder acceder a suelos que permitan construir viviendas es otro de los factores que terminan pesando a la hora que un grupo familiar opte por sumarse a un campamento, detalló María Luz Gajardo.
“Entonces, lo que nosotros pensamos es que, en muchas de estas situaciones, lo que sucede es que las personas no logran encontrar una vivienda en atención, entre otros factores, a la escasez de suelo y al valor del suelo para construir en ese suelo viviendas, sobre todo viviendas sociales”, aseveró.
Dentro de los aspectos que caracterizan a los campamentos en la Región del Biobío, es que dado sus emplazamientos, enfrentan un riesgo propio de estar en esta zona del país, como lo apuntó la directora regional del Serviu, quien además resaltó que existe un esfuerzo por articular un apoyo de otros organismos del Estado a las familias que viven en campamentos.
“En el caso de la Región del Biobío, además, el tema del riesgo de incendios forestales es mucho más alto que en el resto del país y, por tanto, es una situación que nos preocupa, sobre la cual nos encontramos trabajando”.
“No es sólo un tema del Ministerio de Vivienda. Por cierto, las familias que viven en campamento no tienen vivienda, pero, además, tienen otro tipo de problemas. Entonces, la idea es que podamos coordinar la atención pública que hacemos sobre las familias que allí viven para, así, mejorar su calidad de vida”, expresó la autoridad.
Y para dar razón de sus dichos, desde el Serviu informaron que actualmente están invirtiendo 140 millones de pesos en mejorar las condiciones de uno de los campamentos ubicados en Talcahuano.
Se trata del campamento Quiriquina III, que se formó en plena pandemia, el año 2020. Está ubicado en un terreno emplazado al costado de la población Libertad y del Estadio de Gaete en la comuna puerto y que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo lo reconoció dentro de su catastro.
Como parte de la intervención que el Programa de Asentamiento Precarios, el Serviu está realizando una serie de obras de mejoramiento de las condiciones de habitabilidad para las 190 familias que viven en el sector, mientras logran una vivienda definitiva.
Las obras presentan un avance del 39% y deberían estar terminados en enero de 2025 e incluyen la instalación de 40 luminarias fotovoltaicas, además del mejoramiento de los accesos y circulaciones interiores, se indicó.