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Corporación Nuestro Hogar: 20 años dando refugio y contención a familias de niños con cáncer

La iniciativa nació para prestar un apoyo clave a las familias durante el tratamiendo de sus hijos. Hoy ofrecen un techo y algo más a padres y pacientes oncológicos del Hospital Regional. Es el caso de Solange y su mamá Anyel, de Chile Chico.

Por: Mauro Álvarez 17 de Agosto 2019
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Tener un hijo con cáncer debe ser uno de las temores más grandes que puede sufrir un padre y una madre, más aún si el tratamiento para el menor debe hacerse lejos de su lugar de origen. Debido a la carga emocional que ello conlleva, el estar lejos del grupo familiar es aún peor, más si hay otros menores involucrados.

En este contexto, provenientes de Chile Chico, hoy viven en Concepción desde noviembre de 2018, Anyel Haro y su hija Solange Mancilla de tan sólo 11, en la Corporación Nuestro Hogar, ubicada en calle Maipú 1412, institución que se preocupa de brindar hospedaje a los familiares directos de los niños que están siendo tratados en el Hospital Guillermo Grant Benavente.

Solange, quien padece de leucemia mieloide y linfoblástica, es una niña muy vital, algo quizás contradictorio considerando su diagnóstico. Ella se reconoce como alegre, y también se muestra muy contenta del  cariño que recibe por parte de las tías que trabajan en el lugar. Su  madre, que pese al dolor de dejar a sus otros hijos (uno de seis y otra de cinco años), se mantiene al pie del cañón, apoyando a su pequeña en este difícil trance que les puso la vida.

La vida en el Hogar

Sobre la experiencia de residir en esta acogedora casa, Anyel calentado sus manos en la estufa  en el living, comenta que  ha sido muy buena. “En esta casita tenemos de todo, mucha tranquilidad. Yo que soy buena para tomar mate, aquí paso todo el día haciéndolo con las tías y las otras mamitas que vienen de paso con sus niños. Aquí recibo contención, porque no es fácil lidiar con la enfermedad de Solange y estar alejada de mis otros dos hijos y mi marido, quien se encarga de cuidarlos”.

Sobre todo lo que tuvieron que pasar hasta llegar a Concepción, Anyel explica que fue algo muy complejo, porque, tanto en Los Ángeles como en Coyhaique, no daban con el diagnóstico, hasta que en Temuco obtuvieron el diagnóstico correcto. “Cuando estuvimos en Temuco yo no tenía donde dormir, estuve varios días sin ducharme, comiendo lo que podía, también por la incertidumbre de lo que estaba pasando mi hija… Fue muy duro, por eso, esta casa la considero mi segundo hogar, porque tenemos todas las comodidades”, indica.

Solange, con una alegría desbordante, bromea y pregunta: “¿Cómo me queda este cintillo? Disculpen que no pude peinarme” (a raíz de las quimiterapias, perdió su pelo), bromea.

“Aquí las tías me entregan cariño y a veces juego con los niños que vienen de paso. Como ellos ya están sanos se vuelven a sus casas, por lo que los otros días estoy solita. Acá tengo juguetes y la televisión, me gusta ver monitos animados”, explica sin dejar de sonreír.

Sobre lo complicado que es estar lejos de sus hermanos, dice: “Cuando me pongo triste, los llamo por videollamada… hace poquito fuimos una semana a verlos, estaban felices. Ellos son muy maduros, entienden que estoy enferma. Espero pronto volver a mi casa. Si no fuera por Nuestro Hogar, probablemente, yo estaría mal”, afirma.

Veinte años en Concepción

La Corporación Nuestro Hogar está pronta a cumplir 20 años apoyando a familias provenientes de otras latitudes, quienes en su mayoría vienen de la Región y, en casos excepcionales, de otras partes de Chile, ofreciéndoles techo, cama y comida, esto, porque muchos de ellos no tienen las condiciones para cubrir un hotel o un arriendo, mientras sus hijos se encuentran en tratamiento en el Hospital Regional.

“Ha sido un trabajo arduo y muy duro, pero a la vez muy gratificante, porque tenemos mucha gente colaboradora en Concepción, principalmente de forma anónima, lo que ha permitido sustentarnos durante el tiempo”, señala el presidente del directorio de la Corporación, Claudio Cortes.

Sobre cómo se formó la iniciativa que en diciembre está de aniversario, Cortes detalla que “esto nació porque los gestores, liderado por enfermero Cristián Parra, se dieron cuenta de la dificultad que había en el hospital, para con los niños que venían desde lejos, los papás no tenían donde quedarse y con el fin de que los menores no se quedaran solos en la ciudad, se creó la Corporación, así sus progenitores pueden estar más cerca de ellos”.

Una persona clave dentro de la casa es Sonia Guzmán, quien oficia de administradora. En una jornada de 24 horas, de lunes a viernes, acoge y contiene a las madres que se alojan en el hogar.

“Es un trabajo bastante interesante, porque tiene varias aristas, ya que, aparte de administrar, hay que servir de psicóloga, de contenedora y en todo lo que necesite un niño con una patología como es el cáncer. Esta labor es muy emotiva y significativa. Tenemos una capacidad para 14 personas, pero nunca estamos copados, porque el tratamiento es de semanas y los pacientes van rotando, van a sus casas, vuelven y así”, sostiene.

Contención que realiza más aún con personas de lugares lejanos, como el caso de Anyel y Solange. “Es mi paño de lagrimas”, responde Anyel, quien a fines de septiembre debe volver a Chile Chico, para regresar en octubre, ya que su hija debe volver a evaluarse.

“Con lo caro que es viajar y mi marido sin trabajo estable, por el cierre de la mina allá… No tenemos el dinero suficiente para llegar, por la distancia que hay entre Concepción y mi  ciudad. El hospital no nos cubre el pasaje. Dios quiera que de aquí a la fecha podamos reunir el dinero, porque es muy difícil estar lejos de nuestros seres queridos”, concluye.

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