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Ciencia y Sociedad

Acción desde la niñez: escolares crean obras para concientizar retos socioecológicos en Biobío

“Los guardianes de queule” del Colegio A-Lafken de Penco y “Encuentros bajo el faro” de la Escuela Artística Isaías Guevara Soto de Lota obtuvieron el primer y segundo lugar en programa Explorando mi Entorno con propuestas audiovisuales que rescatan el rol vital de ecosistemas únicos, amenazados por la actividad humana en el pasado y el presente.

Por: Natalia Quiero 23 de Noviembre 2025
Fotografía: Cedida

Con propuestas que visibilizan problemas e invitan a cuidar ecosistemas únicos que han resistido al impacto de las actividades humanas, escolares de Penco y Lota se destacaron entre más de un centenar en el concurso nacional Explorando mi Entorno 2025.

“Los guardianes del Queule” del sexto básico del Colegio A-Lafken de Penco, y “Encuentros bajo el faro” del octavo básico de la Escuela Artística Isaías Guevara Soto de Lota, quedaron con el primer y segundo lugar de la cuarta edición del programa que organizan el Centro UC de Desarrollo Local de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Fundación Ibáñez Atkinson para fomentar la formación integral y el compromiso en proteger la naturaleza en escolares que se plasma en una obra audiovisual, que este año recibió 137 proyectos.

La ganadora alerta la necesidad urgente de proteger el amenazado hogar de uno de los últimos bosques del queule, árbol endémico en peligro de extinción; la segunda rescata la rica biodiversidad de Lota que sigue presente pese a las intervenciones que produjo la industria del carbón.

Concurso para aprender

Impulsar estrategias innovadoras de enseñanza-aprendizaje; impulsar competencias científicas, tecnológicas y socioemocionales; y promover experiencias al aire libre para co-construir conocimientos y acciones socioecológicas son los objetivos de la iniciativa, expuso Gonzalo Salazar, director de Explorando mi Entorno y académico de la Pontificia Universidad Católica.

Con ese fin se invita a docentes de todas las asignaturas para que participen con cursos de sexto a octavo básico y desarrollen un proyecto de indagación socioecológica en su territorio. El proceso se extiende de abril a agosto, y para culminar se elabora un video de tres minutos que cuente el trabajo creativamente.

En el proceso se propone seguir una ruta de indagación de cinco fases: sentipensar, enraízar, actuar, relatar y reflexionar. Cada una se describe y explica con actividades sugeridas en una Bitácora Docente disponible para todos los docentes que se unen al concurso”, detalló. Y durante el desarrollo hay apoyo mediante talleres y material didáctico.

Y el impacto trasciende a ganar. “Más allá de competir, participar es una experiencia que marca a estudiantes y docentes: el programa invita a aprender haciendo, a trabajar en equipo y a mirar el territorio con otros ojos”, sostuvo.

Los estudiantes dejaron de ser sólo receptores de información para convertirse en investigadores activos: aprendieron sobre especies nativas, endemismo y servicios ecosistémicos a través de la práctica. Además, se fortalecieron el trabajo en equipo, la expresión oral y audiovisual. Y el proyecto les otorgó una plataforma para desarrollar su sentido de pertenencia y responsabilidad con su entorno”, manifestó Camila Carrillo, profesora de Ciencias Naturales y Biología y encargada del proyecto del Colegio A-Lafken.

Natalia Dureu, docente de artes visuales y guía del proyecto de la Escuela Artística Isaías Guevara Soto, declaró que “el acercamiento a la naturaleza y territorio local como eje de aprendizaje permitió fortalecer las habilidades de observación, conexión, investigación y formulación de preguntas, también las capacidades de planificación, organización y resolución de problemas”.

Iniciativa 2025

Este 2025 se presentaron 137 trabajos de 124 establecimientos de nueve regiones de Arica a Magallanes. El concurso eligió 10 finalistas y la premiación se realizó recientemente en el Centro Interactivo de Ciencias, Artes y Tecnologías (Cicat) de la Universidad de Concepción.

De la Región del Biobío participaron 20 proyectos, tres quedaron entre los 10 finalistas, de los cuales salieron el primer y segundo lugar. En total participaron 349 estudiantes de 19 establecimientos, uno se inscribió con dos cursos”, detalló Salazar.

Además de Penco y Lota, se hicieron presentes colegios de Curanilahue, Hualpén, Lebu, Los Ángeles, Nacimiento, San Pedro de La Paz, Santa Bárbara y Talcahuano.

Desde allí destacó que la iniciativa ha llegado cada año a nuevas regiones y localidades con realidades diversas. “A medida que ha crecido la convocatoria hemos podido evidenciar que los proyectos reflejan la diversidad social, ecológica y educativa del país. Este año, además, se ha incrementado la participación de escuelas rurales”, relevó.

Todos los proyectos están disponibles en la página web www.explorandomientorno.cl.

Proyecto de Penco: al resguardo de un lugar irremplazable

“Somos parte del ecosistema, si lo dañamos nos dañamos a nosotros mismos”, es la declaración de interdependencia con la naturaleza y el mensaje principal de escolares del Colegio A-Lafken en “Los guardianes del Queule”. Es una emotiva obra en que interpretan distintos personajes para visibilizar la amenaza del hogar de especies irremplazables e impulsar su protección y preservación.

El queule es un árbol endémico que crece en pocos sitios de Chile y está en peligro de extinción, sólo con remanentes de bosque y uno está en un área conocida como Tranque de Penco, en Fundo El Coihueco, zona donde se plantea construir una minera para extraer tierras raras. La propuesta aborda este crítico conflicto socioambiental.

La profesora Camila Carrillo relevó que el proyecto se creó con objetivos de sensibilizar el papel vital de los bosques, la relevancia biocultural del queule y el daño que haría la posible construcción de una minera, para instar a la comunidad a unirse en la defensa de un sitio clave del entorno local.

La obra que tuvo el primer lugar del Concurso Explorando mi Entorno incluye distintos personajes que explican científicamente y en lenguaje amigable por qué el lugar debe ser defendido. “Buscamos que el Fundo Coihueco sea visto y protegido como un ‘refugio de vida, amenazado por la minería’, y no sólo como un terreno explotable”, destacó.

Como resultado del trabajo de escolares se transformaron conceptos como biodiversidad y mitigación de la erosión en poderes concretos y roles atractivos, contó la docente. “Se utilizaron recursos audiovisuales como planos de detalle y tomas con dron para darle un carácter profesional al relato”, añadió.

“Un desafío crucial es la falta de comprensión sobre el rol del bosque. En el video los niños explican que la destrucción no sólo afectaría a los árboles, sino a todo el ecosistema, eliminando especies y perdiendo servicios vitales como el filtrado del agua, la producción de oxígeno y la prevención de la erosión de la tierra”, destacó.

Y afirmó que ganar el concurso nacional es una motivación para continuar la misma senda. “El proyecto audiovisual es sólo el comienzo. El video será usado como la principal herramienta de difusión y concientización para fortalecer el movimiento ciudadano que busca proteger Fundo Coihueco. Buscamos replicar esta metodología, donde los estudiantes se apropian de un tema ambiental, para generar otras iniciativas similares centradas en la flora y fauna endémica de Penco y la Región del Biobío”.

Proyecto en Lota: entre la riqueza e impactos

“Encuentros bajo el faro” es un poemario ilustrado en formato digital creado por estudiantes del octavo básico de la Escuela Isaías Guevara Soto para rescatar y difundir el patrimonio socioecológico del ecosistema intermareal y costero de Lota, además visibiliza retos que persisten en una zona marcada tanto por la riqueza natural como los impactos de la minería del carbón.

Natalia Dureu, docente de artes visuales y guía del proyecto que obtuvo segundo lugar nacional en Explorando mi Entorno 2025 y creado por escolares que tienen al mar como compañero cotidiano, contó que “aborda el gran desafío de indagar la biodiversidad y la modificación geomorfológica del territorio costero derivada de la extracción minera”.

Entre los propósitos que han buscado con esta propuesta relevó fomentar la valoración de la naturaleza y cultura por parte de habitantes locales. Pero, también “invita a la investigación científica-histórica para evaluar el impacto de los desechos mineros en la zona carbonífera, y a su vez redescubrir los vestigios de la industria olvidados bajo toneladas de tosca”.

Esta obra es resultado tanto de la curiosidad espontánea como de las habilidades creativas y comunicativas de escolares que se forman en el marco de un currículo artístico y la guía de docentes que han propiciado el desarrollo de proyectos de indagación y creación, destacó.

Y reconoció la gratificación e impacto enriquecedor de destacarse entre decenas de iniciativas para seguir fortaleciendo la participación de instancias que desafían más allá de objetivos curriculares. “Quedar dentro de los proyectos destacados a nivel nacional convence definitivamente a niños y niñas que sus apreciaciones y creaciones impactan a otros y otras, que sus voces son importantes, y que participar y aprovechar oportunidades es un aliciente para seguir aprendiendo”, declaró Dureu.

En ese sentido, destacó que “para nuestra comunidad educativa es una brisa de energía, ya que vemos cómo una trayectoria con foco en el arte permite la interacción de disciplinas, el desarrollo de habilidades y aprendizajes diversos, y estudiantes que crean ventanas de alegría en medio de contextos no tan amables con la infancia”.

 

 

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