Ciencia y Sociedad

Alza vertiginosa y peligrosa del presente al futuro: revelan que la diabetes gestacional duplicó casos desde el 2016

Afecta a gestantes y a largo plazo a quienes se gestan en esta condición que estudio de la UdeC determinó que aumenta su incidencia cada año y cada vez más exponencialmente.

Por: Natalia Quiero 07 de Septiembre 2024
Fotografía: CC

En menos de una década Chile duplicó los casos de diabetes gestacional (DG), siendo cada vez un peor problema presente con impactos futuros subdimensionados.

Es la revelación y alarma que da un estudio liderado por el Laboratorio de Investigación Materno Fetal (Limaf) del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Concepción (UdeC), desarrollado por un equipo interdisciplinario en base a datos del periodo 2001-2022 del Departamento de Estadística e Información en Salud (DEIS) del Ministerio de Salud.

Cada año más

Se determinó que la DG tiene una media nacional de 56 casos por mil nacimientos, precisó Marcelo González, director del Limaf y autor principal del estudio publicado recientemente en la Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología.

Y refleja un alza gradual y vertiginosa. “Entre 2016 y 2022 la incidencia de DG aumentó 2,2 veces en la población nacional”, advirtió, “lo más preocupante es que hay desigualdades evidentes: las regiones del centro sur concentran la mayor cantidad de casos, especialmente La Araucanía y Los Ríos”. En 2022 La Araucanía tuvo incidencia de 28% casos entre todos los partos atendidos y 26% Los Ríos, versus el 7,5% nacional, que podría asociarse con factores de vulnerabilidad patentes.

Y la coautora Patricia Huerta, epidemióloga del Departamento de Salud Pública UdeC, aclaró que no han existido cambios en criterios diagnósticos que puedan influir las estadísticas, ni inciden eventuales variaciones de la natalidad anual: “El análisis está controlado por la cantidad de embarazos/nacimientos y vemos siempre casos nuevos. Las estadísticas del DEIS se procesaron de forma anual e, independiente la cantidad de bebés que nacen, sabemos que en un año una mujer va a tener un embarazo”.

El fenómeno es claro: “la DG cada año va aumentando”, enfatizó.

Del embarazo a la adultez

El trabajo surgió del interés del Limaf e investigadores por conocer la realidad local e impactos de la DG, generando evidencias de importancia sanitaria y social que se realza con los recientes resultados, sostenidos en lo disponible en la literatura. Es que puede afectar a gestantes y a quienes se gestan en esta condición que, explicó González, desarrollan embarazadas sin diabetes previa y suele detectarse al segundo o tercer trimestre.

“La DG se produce por una alteración en la capacidad del sistema materno de controlar la glucosa en sangre, que normalmente debe aumentar porque el azúcar es de los alimentos fundamentales para el crecimiento del feto. Pero, a veces, por condiciones como sobrepeso u obesidad, falta de actividad física, mala alimentación, exceso de trabajo o estrés, se produce un desbalance que hace que aumente la glicemia que se detecta en los controles del embarazo”, profundizó.

La alteración genera que el feto crezca más de lo debido y nacen bebés de gran tamaño. “La consecuencia inmediata son malestares para la madre que le dificulte realizar actividades y se necesite cesárea al momento del parto”, relevó.

Tras el parto siguen potenciales impactos futuros para quienes nacieron; unos conocidos, otros en estudio, todos preocupantes. “Quienes nacen desde embarazos con DG tienen mayores riesgos de desarrollar diabetes tipo 2, sufrir obesidad y tener enfermedades cardiovasculares. Todavía se estudian las repercusiones a largo plazo que podrían incluir alteraciones del neurodesarrollo infantil y enfermedades neurodegenerativas en vida adulta”, expuso.

Y estudios del Limaf develan que la DG afecta la placenta: “demuestra que existen repercusiones para la comunicación madre-feto y podría afectar el correcto desarrollo del infante, y así su bienestar y de todo su entorno”.

Entonces, lamenta Huerta, “un evento en el embarazo desencadena una escalada de efectos adversos”.

Lo que ocurre en la gestación no termina en el parto y lo peor es que el perjuicio al desarrollo y bienestar integral afecta desigualmente: “al mirar cómo se sitúa el aumento de DG en poblaciones más vulnerables, la consecuencia es que se van agrandando las brechas”.

Evidencia para decisiones y acciones que logren detener a la diabetes gestacional

La evidencia que se acumula confirma que “la DG es un problema de salud pública en Chile por las consecuencias de corto plazo, para la atención del parto y para la salud futura”, sostuvo el director del Limaf UdeC Marcelo González, “si tenemos generaciones que están naciendo cada vez más afectadas por la DG, a mediano y largo plazo tendremos una población más afectada por patologías prevalentes como diabetes tipo 2, obesidad y enfermedades cardiovasculares, mentales y neurodegenerativas”.

Para decidir

“Esperamos que nuestra publicación sea referente para la toma de decisiones de salud pública en cuidado del embarazo y de la primera infancia. Si nos preocupamos, como país y Estado, de las condiciones en que nacen niñas y niños nos estaremos preocupando por el desarrollo del país y un futuro sustentable”, manifestó.

El trabajo ofrece una mirada certera sobre la incidencia de la DG a nivel nacional y regional que la deben ubicar como prioridad.

También sirve de sustento para orientar esfuerzos e impulsar estudios que permitan mayor comprensión. Reconoció que falta detallar factores que influyen en el alza de la condición en la población nacional o expliquen por qué hay regiones más afectadas.

Las causas implicadas pueden ser múltiples, porque salud y enfermedad son fenómenos multidimensionales y biopsicosociales, en que influyen aspectos individuales y colectivos que van desde lo biológico a lo socioeconómico.

Bajo ese escenario la académica UdeC Patricia Huerta expuso que “las regiones más afectadas tienen altos niveles de pobreza y sobrepeso/obesidad”. Por ejemplo, La Araucanía registra históricamente de los mayores índices de pobreza multidimensional según la Encuesta Casen, lo que puede influir en no tener condiciones necesarias para un embarazo saludable que van desde la nutrición y actividad física, hasta pre y postnatal, sustento económico y redes de apoyo.

Encauzar acciones

Determinantes de la salud del embarazo que deben analizarse y considerarse para decidir y definir estrategias de salud pública que permitan detener a la DG para cuidar la salud presente y futura.

Los estilos de vida tienen un rol protagónico ahora y deben tenerlo para avanzar.

En ese contexto, la doctora Huerta planteó que “como política pública y territorial se debería apuntar a que el desarrollo de ciudades y población incluya lugares donde se puedan obtener alimentos saludables y que durante el embarazo se pueda acceder a la diversidad de alimentos de calidad que va a permitir que se desarrolle óptimo, no sólo leche y alimentación básica”.

Ferias, supermercados, almacenes. Se refirió a propiciar que haya espacios que ofrezcan diversidad y asequibilidad física y económica para acceder a alimentos sanos. Mismo paradigma para ofertas y oportunidades de ejercicio físico y vida activa en el embarazo.

Para la epidemióloga es crucial que vaya de la mano con avances en alfabetización en salud que permita empoderar e incentivar hábitos saludables y derribar mitos que llevan a nocivos. Mencionó la creencia que en el embarazo hay permiso para comer a destajo lo que se antoje sin importar el alza de peso, porque todo tiene un límite que busca evitar riesgos como desarrollar diabetes; lo mismo con la idea de que todo esfuerzo y ejercicio físico perjudica, cuando la actividad es recomendada y necesaria y hay ajustada a toda etapa, excepto embarazos de alto riesgo debidamente diagnosticados.

También debería avanzarse en planificación familiar y preparación de cada embarazo, y enfatizó que sobre todo si hay condiciones de riesgo. Aunque prevenirlas, con estilos sanos durante todo el ciclo vital, es el mayor desafío social.

El control

Queda por avanzar para detener la vertiginosa alza de la DG, y mientras se tomen decisiones y acciones el esfuerzo debe ir en fortalecer el diagnóstico oportuno y control.

Una DG diagnosticada oportunamente se puede controlar con dieta adecuada y actividad física, también reduciendo la carga de estrés que pueda sufrir la gestante. Si eso se logra se pueden evitar algunas de las consecuencias negativas y también el uso de insulina que muchas veces se necesita para lograr controlar la glicemia durante el embarazo”, afirmó González.

Por ello destacó de vital que toda gestante acuda a sus chequeos periódicos y siga cada indicación del equipo médico y matrona, que conocen la condición y saben cómo controlarla para prevenir sus efectos adversos.

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