Ciencia y Sociedad

Ciencia ciudadana y UdeC aportó a pionero estudio sobre contaminación a lo largo de la costa este del Pacífico

Tres playas de Biobío estuvieron entre 130 de 9 países de México a Chile muestreadas en un trabajo que arrojó que la mayor cantidad de basura es plástica y que sería de origen local.

Por: Natalia Quiero 03 de Marzo 2024
Fotografía: Cedida

Tres playas de la Región del Biobío, dos de Tomé y una de Coronel, integran uno de los estudios de mayor longitud realizados en el mundo, con la ciencia ciudadana de protagonista y que contribuye a generar la primera línea de base de datos internacional sobre contaminación por basura en el espacio marino-costero sobre la que se podrán monitorear las acciones del Tratado Global del Plástico que impulsa la ONU.

Fueron 130 playas de 9 países las que muestrearon más de 700 personas voluntarias a lo largo de la costa este del Pacífico, desde México por el norte hasta Chile en el sur y pasando por Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú.

Y los resultados del trabajo vieron la luz en el artículo “Científicos ciudadanos estudian la basura en la playa a lo largo de 12.000 km de la costa este del Pacífico: una línea base para el Tratado Internacional del Plástico”, presentado hacia fines de 2023 en la revista internacional Marine Pollution Bulletin. Las conclusiones indican que la contaminación por basura está presente en todas las playas, sólo una no presentó, y sus características sugieren que es principalmente de origen local.

El esfuerzo internacional

La investigadora principal es Diamela De Veer, integrante de Científicos de la Basura de la Universidad Católica del Norte (UCN), programa que junto a Fundación Valve en 2021 coordinó el Primer Muestreo Internacional de Macrobasura en Playas de Arena. Y éste fue el sustento para materializar el estudio ciudadano.

“Mediante un muestreo sencillo se buscó determinar cuánta basura había en las playas, de qué tipo y en qué zonas se acumulaba. Con esta información se evaluaron las posibles fuentes que originaban la basura en cada lugar”, resaltó.

Para ello destacó el crucial rol de investigadores de casas de estudio como la Universidad de Concepción (UdeC) para convocar y entrenar a los científicos ciudadanos para que colectaran datos en decenas de playas latinoamericanas y validar la información para la publicación científica, como Mauricio Urbina, académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdeC.

El científico contó que tras reclutar voluntarios de distintas ciudades, edades y niveles formativos se avanzó en la capacitación que se extendió varias semanas con sesiones en línea para enseñar cómo muestrear y clasificar los datos adecuadamente.

“Una vez que muestrearon, debían enviar los datos y acompañarlo con una foto que nos permitiera evaluar si eran representativos”, apuntó. Con rigurosas examinaciones se validó la validación de la información y se fue construyendo una base de datos que fue la que se estudió para obtener certeros resultados.

Patrones

La idea de la investigación fue obtener un panorama general y Urbina relevó que “un primer patrón es que la mayor cantidad de basura es plástico y la distancia de la playa a un centro turístico importa: mientras mayor sea el acceso, más se facilita la contaminación”.

En específico, el plástico es el 63% de la basura y los países que presentaron un mayor promedio de ésta en sus playas fueron Colombia y Costa Rica.

El segundo tipo más abundante son las colillas de cigarro, con 10% de prevalencia, y su proporción fue muy superior en Chile y México.

También se evidenció que la basura se acumuló principalmente en la zona alta de las playas, lejos del agua y cerca de las actividades humanas que se dan en paseos marítimos, calles o carreteras.

“La distribución y composición sugieren que la basura que encontramos en las playas proviene de lugares de su entorno, y que usuarios y visitantes son los principales responsables. Lo confirmó un análisis detallado de las fuentes locales, el cual apuntó directamente al turismo”, destacó Diamela De Veer.

Añadió al poder adquisitivo de un país e influencia de los ríos con un rol en las cantidades de plástico presentes, que se relacionaría con concentraciones de población o actividades humanas en las riberas y exacerbado con falencias en el manejo de residuos.

Al adentrarse en la realidad de Chile según este trabajo y en complemento con datos de muestreos previos realizados por Científicos de la Basura, en distintas zonas, la investigadora sostuvo que “no hay una tendencia clara de la basura a disminuir en las playas de Chile, a pesar de que recientemente se han implementado muchas leyes con este objetivo”. Sobre ello advirtió que “el hábito de fumar en las playas ha sido habitual entre usuarios y turistas. Incluso donde se hacen limpiezas, los residuos pequeños como colillas y tapas de botella quedan en la arena”.

700 personas distribuidas en 9 países desde México a Chile participaron como científicas ciudadanas para muestrear playas a lo largo de 12 mil kilómetros de la costa este del Pacífico.

Aporte ciudadano: la clave para comprender y terminar la contaminación por basura

Realizar un estudio tan vasto en la costa del Pacífico este y obtener datos concretos sobre la presencia de basura en playas, radica a una creciente necesidad en miras al desarrollo sostenible y conservación del planeta con su biodiversidad y recursos con impacto en el bienestar humano.

Y es que la contaminación es una de las mayores problemáticas que enfrenta la sociedad global, los desechos son gatillantes y el plástico uno de los contaminantes más impactantes. Por ende, solucionar el problema es un reto patente y requiere distintas estrategias que se deben definir con base en la evidencia para que sean las mejores.

El gran desafío

“La basura que se genera en la vida cotidiana de las personas supera la capacidad de los sistemas de gestión de residuos. Al fallar los sistemas la basura inunda calles, parques, caminos, ríos y playas”, explicó Diamela De Veer como base del crítico fenómeno que no distingue fronteras.

Lo grave, advirtió, es que muchos materiales no se degradan en el medio natural, como el plástico. Y puede haber sustancias nocivas o que se descompongan y generen riesgos biológicos-sanitarios, además del daño al paisaje y malos olores, entre otras consecuencias con potenciales graves efectos para la salud de las personas, suelo, cuerpos de agua, hábitats y animales.

Al centrarse en la basura presente en el espacio marino-costero y el plástico, la investigadora relevó que “genera graves impactos en los animales marinos de diferentes especies y tamaños; desde ballenas, tiburones, lobos y a peces y aves que ingieren el plástico o se enredan en él”. Además, afirmó que “los daños que se generan en los ecosistemas marinos suponen un alto costo a las comunidades cuya principal fuente de ingresos son la pesca y/o el turismo”.

En efecto, el gran desafío es prevenir y reducir la generación de basura y su acumulación en el ambiente. Contexto donde la científica dio acento especial al terminar con la contaminación plástica, objetivo del Tratado Internacional del Plástico impulsado por la ONU. “Actualmente está en proceso de negociación con la participación de representantes de 175 países del mundo, entre ellos Chile y el resto de Latinoamérica. El desafío es que todos se pongan de acuerdo y firmen un documento jurídico vinculante con lineamientos basados en la evidencia científica”, resaltó.

Ahí el aporte concreto del estudio de ciencia ciudadana que lideró y cuyos resultados se podrán comparar con los que se obtengan en futuros muestreos, porque “la única forma de evaluar si el tratado tiene éxito en su objetivo será hacer un monitoreo constante hasta registrar la reducción de abundancia de basura en las playas”, afirmó.

Objetivo en cuyo logro se debe trabajar mediante acciones diversas en escala y foco, y para que sean factibles y efectivas se requiere definirlas con conocimiento sobre cuánta y dónde se acumula basura, su tipo y origen. Así se pueden definir los más adecuados planes de gestión de residuos con los distintos actores implicados, con especial acento en la educación a la población para que así como pueden jugar un rol en el problema, muchas veces de forma inconsciente, sean activos en aportar a la solución.

Ciencia ciudadana

Un gran desafío social global en cuya superación juega un papel invaluable e irremplazable la ciencia ciudadana, afirmó el académico UdeC Mauricio Urbina.

Primero porque en este tipo de iniciativas se involucran personas interesadas y que tienen una oportunidad de aprender de forma práctica, en este caso sobre la contaminación en las playas, interiorizarse y tomar aún más consciencia que les lleve a la acción y a contribuir en las soluciones al problema.

Otra arista crucial para el investigador está en la imposibilidad de haber generado un trabajo de esta envergadura, que cubriera 12 mil kilómetros de costa de norte a sur en parte del continente americano, si no hubieran participado la ciudadanía. Porque afirmó que los limitados recursos económicos que se entregan a los proyectos en Chile u otros países y el esfuerzo de un grupo de científicos no bastaría.

“En Chile no existe un fondo que permita ejecutar un muestreo de este estilo y probablemente haya pocos a nivel global que sí. Por ejemplo, el fondo nacional más respetado y usado por científicos es el Fondecyt, que tiene distintas líneas y en el mejor de los casos puede entregar $70 millones por año y el máximo para ejecutar son 4 años. Si pones 20 puntos a lo largo de la costa chilena no alcanza el Fondecyt, tampoco podríamos muestrear en otros países. Así que la única forma de lograr esto es con ciencia ciudadana”, manifestó para concluir.

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