Ciencia y Sociedad

Bienvenida a la maternidad: ¿Es un malestar normal o depresión?

Hoy que se celebra el Día de la Madre y el mismo mes del Día Mundial de la Salud Mental Materna es el mejor contexto para recordar que tiene impacto presente y futuro, y que si bien hay cuadros de tristeza esperables a pocos días de dar a la luz, la complejidad de uno depresivo es muy distinto. Por eso se debe tratar oportunamente para minimizar sus variados riesgos.

Por: Natalia Quiero 14 de Mayo 2023
Fotografía: CC

Temor, preocupación, nerviosismo, ansiedad, angustia. Sin dudas, las mujeres experimentan estos estados o emociones en la gestación, parto y postparto, tanto por factores biológicos como psicosociales.

Es que son naturales, por ende esperables, en situaciones desafiantes y estresantes como estar ante una nueva etapa o gran cambio vital. Y eso es transitar el camino de convertirse en madre, esencial figura que celebramos hoy, si bien la fecha oficial por Decreto Supremo es el 10 de mayo.

El embarazo y parto son un estresor positivo y/o negativo, porque produce un cambio importante en la vida de la mujer y familia. Por lo tanto, tienen que desplegarse un montón de mecanismos de adaptación, proceso que puede darse con características más positivas o negativas según cada caso”, aclara la doctora Patricia Rubí González, psiquiatra de adultos del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico Regional y del Cosam Leonor Mascayano de Concepción.

Un estresor grande para aquellas que no han sido mamás y también si lo han sido, porque es distinta la experiencia en el desarrollo de cada embarazo, parto y al maternar a cada hijo que como ser individual tiene propias características.

Salud materna importa

Pero, lo que se concibe normal en el nivel de estrés e intensidad de las emociones tiene un parámetro: si se sobrepasa entra a categoría de trastorno del ánimo y el principal es la depresión periparto (perinatal o postnatal), resalta la también académica de la Facultad de Medicina e investigadora del Programa de Neurociencia, Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Concepción (UdeC).

El concepto alude al periodo antes, durante y después del parto, sobre lo que la especialista en salud mental comunitaria explica que “el término depresión postparto ha ido quedando de lado, porque un alto porcentaje de las mujeres parte con cuadros depresivos antes del parto y es continuo”. Cuadros que en Chile tienen una prevalencia que bordea el 20% y que pueden ser desde leve a graves en su manifestación e impactos.

Porque, advierte, el perjuicio es para el presente y puede ser a futuro, tanto para la mujer como su hijo y la persona que será. Porque la calidad de la salud mental es determinante para la calidad de vida y vínculos que establece; porque el apego mamá-hijo es el primer vínculo y su calidad es crucial en lo psicológico y otras relaciones; porque lo que suceda en las primeras etapas puede tener efectos a largo plazo, como estudia la “salud primal” (el periodo primal va de la gestación al primer año extrauterino).

Por todo eso “la salud mental materna importa”, asevera el lema del Día Mundial de la Salud Mental Materna que se celebra el primer miércoles de mayo para concientizar la relevancia del bienestar de la mujer durante su embarazo, parto y postparto.

Desafío patente, porque la doctora Rubí destaca la gran carga social que hay sobre el ejercicio de la maternidad y normalización de la sintomatología depresiva e invisibilización de un problema que puede ser grave y termina rodeado de barreras que llevan al subdiagnóstico e impiden su abordaje.

Identificar la depresión

Diagnosticar y abordar son la meta, y para alcanzarla una clave es identificar una depresión versus una autolimitada disforia o tristeza postparto (conocida como baby blues).

“Esta disforia es considerada prácticamente natural: le pasa casi al 80% de las mujeres después de tener su bebé. Es un estado breve que aparece en los primeros días tras el parto, más o menos al tercero, que dura unas horas y máximo dos días, en que la mujer presenta mucha ansiedad, angustia y ánimo depresivo que rápidamente se pasa”, sostiene la psiquiatra.

Algo distinto a la depresión. Agotamiento, pena, infelicidad, irritabilidad y estrés desbordados, disruptivos para el normal y adecuado desenvolvimiento, y que se mantienen en el tiempo caracterizan a los cuadros depresivos que, releva la profesional. Y, por su complejidad, siempre requieren de tratamientos para que se solucionen y minimizar sus consecuencias.

Al respecto, aclara que para que sea perinatal, los síntomas depresivos deben iniciar antes del parto o hasta 4 semanas después; pasado el periodo no se considera su asociación con el evento del embarazo o parto.

Salud mental materna e impactos que van desde el embarazo hacia la adultez

Muchos fenómenos explican los diversos efectos de la mala calidad de la salud mental materna para la mujer y su hijo.

La psiquiatra Patricia Rubí releva que “en el embarazo tiene consecuencias importantes: será una mujer que se va a cuidar menos, que puede llegar a abandonar sus controles prenatales y no atender o seguir erróneamente indicaciones médicas, que pueden estar más expuestas a tabaco, alcohol y drogas”. Los hábitos nocivos como es el consumo de sustancias afectan al desarrollo fetal, pudiendo tener consecuencias que van desde menor crecimiento intrauterino y partos prematuros hasta malformaciones.

También se ha descrito que mujeres con depresión periparto dan a luz bebés de más bajo peso”, añade.

Tras el nacimiento menciona la dificultad para establecer un apego seguro y deficiencia en habilidades comunicativas entre madre e hijo. “Pueden disminuir los momentos de sintonía del encuentro de la diada y existir escasa sensibilidad a las señales del bebé como hambre, rabia o dolor”, advierte la médica.

Además sostiene que “podrían no seguirse los controles de niño sano”, que impide evaluar al bebé en su adecuado desarrollo.

Y está el malestar y sufrimiento de la mujer que conlleva la depresión. Situaciones como descuidar su embarazo y controles también la ponen en riesgo de enfermar o no detectar una afección, que a veces son de peligro vital para madre e hijo.

Una situación en que la académica UdeC no deja de poner el acento en que en cuadros depresivos severos se puede presentar episodios de psicosis. Y está el siempre lamentable riesgo vinculado con el fenómeno del suicidio frente a eventos adversos y depresión.

Tratar a tiempo

Hay trascendentes argumentos para enfatizar la necesidad de que la depresión se trate. Sobre ello, asegura que “el manejo siempre tiene que ser multidisciplinario”.

En depresiones leves, incluso moderadas, la psicoterapia podría ser suficiente. Pero en aquellas mayores, casos muy disfuncionales para la paciente, se opta por el uso de medicamentos antidepresivos”, aclara. “El uso de medicamentos debe ser de mutuo acuerdo entre médico y mujer, y existen seguros en lactancia que no hay problema de usar cuando es necesario”, recalca.

Y para el mejor resultado, como en toda enfermedad, el diagnóstico e inicio temprano del tratamiento es esencial para evitar o reducir al máximo sus impactos. Una reto en que la psiquiatra releva que, así como la sensibilización de los riesgos y los síntomas de los episodios depresivos, considerar los factores de riesgo del desarrollo de depresión es vital a nivel social general, desde la propia gestante y su entorno hasta la atención primaria que controla y acompaña a la mujer.

El principal factor de riesgo de depresión periparto es el antecedente previo de depresión. Si la mujer ha tenido episodios depresivos antes es más probable que haya depresión periparto”, afirma. También precisa los “los eventos vitales adversos”, en que menciona pérdidas o duelos, problemas con la pareja, embarazos no deseados y falta de apoyo o redes sociales.

Comprender los factores de riesgo y conocer las historias es clave para saber cuáles son los protectores de la salud mental materna y cómo fortalecerlos, además para identificar a personas con mayor probabilidad de desarrollar una depresión y hacer búsquedas activas que se traduzcan en detección e intervención precoz.

Menos ideales, más reales

Especial atención para mejorar la salud mental materna y el abordaje de la depresión perinatal merecen los fenómenos sociales en torno a la maternidad; urge erradicar estereotipos y cambiar paradigmas.

Primero, la facultativa se detiene en que “uno de los cambios importantes tienen que ver con la idealización del rol materno y expectativas que muchas veces son inalcanzables por la mujer como que debe ser autosuficiente, omnipresente, competente en todas las labores, siempre súper afectiva con su hijo y toda la familia”.

Las mujeres deben asumir que no se puede ser perfecta en todo y es necesario dejar algunas cosas de lado para ocuparse bien del embarazo y maternidad”, releva Rubí. También se debe impregnar que la maternidad no es ni tarea fácil ni siempre feliz y que la ayuda del entorno es crucial para ejercerla y cuidar la salud mental materna, que también es del hijo.

Y llama a concientizar que cursar con una depresión periparto (ninguna) no es normal, pero que son frecuentes y tienen tratamiento que es tan necesario como efectivo. Eso implica sacar la culpa que puede pesar sobre la madre, tanto por carga personal como por juicios externos que van desde la presión por el ideal del rol materno para valorar al real, invisibilización del malestar, y cuestionamientos y temor a usar fármacos en etapa de amamantamiento que pueden ser la clave de la salud mental.

*Para ayuda de salud mental el Ministerio de Salud dispone de portales gob.cl/saludablemente y saludresponde.minsal.cl para guía en línea. En el 600360777 se accede a orientación telefónica.

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