Ciencia y Sociedad

Pólenes y alergias: cuidados básicos contra las reacciones

En primavera-verano aumentan las rinitis alérgicas, la enfermedad alérgica más común del mundo y sobre todo causada por pólenes. Las manifestaciones de la alergia estacional pueden variar en intensidad y afectar la calidad de vida. La consulta médica permite asegurar el abordaje adecuado y el poder pasar una mejor temporada.

Por: Natalia Quiero 23 de Septiembre 2022
Fotografía: Archivo | Contexto

Ayer, 22 de septiembre, fue el equinoccio de primavera. Significa que aparecen nuevos brotes en árboles, arbustos o plantas y también de estornudos, congestión nasal, lagrimeo y otras molestias para reinar en los días de muchas personas.

Es que la época primaveral es sinónimo de alergia estacional o rinitis alérgica, que afecta a cerca de 400 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, siendo la más común entre las varias enfermedades alérgicas que tienen una prevalencia de entre el 20 a sobre 30% de la población y en Chile se estima que la cifra sea superior.

La alergia puede ser crónica y sus manifestaciones darse todo el año, pero la doctora Tamara Pérez, inmunóloga de Clínica Biobío, aclara que el alza en cuadros y crisis alérgicas en primavera se debe a la aparición de pólenes en el ambiente y cuya circulación puede durar hasta el verano. Los pólenes son una de las sustancias más alérgenas (existen muchas y que causan distintos tipos de alergia) y al contacto con este, que ingresa a través de mucosas expuestas al aire, el sistema inmune reacciona de forma “exagerada” para gatillar distintas manifestaciones. Estas pueden ser muy molestas e interferir en el desenvolvimiento cotidiano, variando en intensidad y severidad, con casos más complejos y graves de síntomas respiratorios como el asma alérgica. También cuenta que hay casos “con manifestaciones a nivel de piel como ronchas o empeoramiento de algunas dermatitis”.

Medidas de control

Lo relevante es que las alergias se pueden controlar efectivamente en la gran mayoría de los casos, asegura la doctora Pérez, con abordajes que se indican según la alergia e incluyen acciones farmacológicas y no farmacológicas. Y las últimas las define de básicas y se relacionan con el control ambiental para evitar o minimizar la exposición al alérgeno y prevenir la reacción.
En los pólenes, la inmunóloga aclara que están suspensión en el aire y más en cercanías de árboles, pastos o plantas y es durante las mañanas cuando hay mayor concentración en el ambiente. También afirma que “la concentración polínica varía según el área geográfica y en Concepción los peores meses son noviembre, diciembre y enero”.

Por ello, evitar estar en contacto directo con pastos o plantas es clave, como también no realizar ejercicio o actividades al aire libre en horarios/temporada de mayor concentración y siempre usar gafas en exterior. El cuidado con las horas también lo llama a tener con la apertura de ventanas (hogar o auto) o al tender ropa para secar en exteriores. Mantener el hogar aseado o siempre cambiar la ropa usada al aire libre al llegar a casa son otras medidas de evitación pilares en las personas alérgicas, destaca.

Además advierte que “algunas frutas pueden tener cierto parecido a la composición de los pólenes y desencadenar reacciones alérgicas”. En el grupo hay especies como durazno, melón o plátano, cuyo consumo deben evitar las personas alérgicas al polen.

En el tratamiento con fármacos, lo primero indicado son antihistamínicos o descongestionantes intranasales, precisa la doctora María Paz Salin, otorrinolaringóloga de IntegraMédica. “Cuando los síntomas son muy intensos y el tratamiento con antihistamínicos no es suficiente, debería utilizarse un inhalador nasal de corticoides, que debe ser indicado por un especialista”, asegura.

Siempre consultar

Se hace evidente que para un adecuado manejo debe haber un correcto diagnóstico de la alergia que derive en la necesaria indicación médica de tratamiento con medicamentos y la educación para tomar las medidas de control. Por eso, ante la sospecha de alergia o diagnosticada siempre hay que consultar a médico y acudir a chequeos periódicos, ojalá antes del inicio de la “peor época” o por exacerbación de las crisis, para ajustar tratamientos. Lo que siempre hay que evitar es la automedicación y abuso, porque todo medicamento puede tener efectos secundarios o riesgos asociados que deben evaluarse y vigilarse.

Y para consultar, la doctora Salin sabe que es relevante diferenciar entre rinitis alérgica y resfrío común que es causado por virus, pero pueden confundirse por compartir o parecerse en manifestaciones. En la alergia detalla que “síntomas como estornudos repetitivos y picazón en la nariz, garganta y ojos se dan de manera intermitente y persistente. Con los resfríos hay menos estornudos y no hay picazón de nariz”. Pero, lo que define como más distintivo es que en un cuadro que causa un virus respiratorio hay “compromiso del estado general”, con dolor muscular y garganta, posibilidad de fiebre y muchas veces afectación rápida de la función respiratoria que no se da en las alergias.

Principales síntomas de la rinitis alérgica:

-Goteo y congestión nasal;
-ojos llorosos, rojos y que causan picazón (conjuntivitis alérgica);
-estornudos;
-tos;
-picazón en nariz, paladar o garganta;
-piel hinchada y de color azul bajo los ojos (ojos morados alérgicos);
-goteo posnasal o exceso de mucosidad al fondo de la garganta;
-fatiga.

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