Ciencia y Sociedad

Consumo de cigarro: un hábito que está destruyendo la salud planetaria

Las alarmas han sido en sinergia entre el Día Mundial Sin Tabaco y el del Medio Ambiente durante esta semana. Es que los daños del uso del cigarrillo se dan en todo su ciclo, desde producción al desecho, y junto con afectar al fumador, amenazan a su entorno cercano y al ambiente de la tan única como vulnerable Tierra.

Por: Natalia Quiero 05 de Junio 2022
Fotografía: Cedida.

El Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo) con el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) parecen inconexos, pero tienen que ver mucho más que este año haber caído en la misma semana y lo dejan claro los lemas para ambas icónicas campañas este 2022: “Envenena nuestro planeta” y “Una sola Tierra”, respectivamente.

Es que a lo largo de todo su ciclo el cigarrillo daña al planeta que es el único que se conoce como apto para vivir dentro de incontables planetas que existen en tantas galaxias halladas, incluyendo nuestra Vía Láctea, y su estado es tan crítico que se vislumbra un futuro nada auspicioso por las consecuencias de diversas crisis ambientales como contaminación, calentamiento global y cambio climático que están afectando el bienestar planetario y de la humanidad que, finalmente, es la gran causante de amenazas, riesgos y daños.

En todo ello está implicado el hábito tabáquico, donde el consumo de cigarrillo tiene una prevalencia de 1 cada 3 personas en Chile según datos del Ministerio de Salud (Minsal), que la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en 1.300 millones de consumidores en todo el planeta y advierte que mata a 8 millones de personas cada año, y que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha establecido como uno de los mayores contaminantes ambientales del aire y de los medios terrestres y acuáticos, por lo que está impactando al medioambiente y sumando presión sobre la vulnerable naturaleza y sus recursos para empeorar las condiciones del entorno en que se desarrolla la vida de todo ser.

Una de las tantas razones que avalan lo vitalmente necesario de desincentivar el uso del tabaco, porque no existe ninguna que justifique promover su consumo y continuarlo sólo causará peligros para el fumador activo, su entorno como fumadores pasivos y a toda la sociedad y ambiente, enfatiza la doctora María Paz Corvalán, médica especialista en tratamiento del tabaquismo y coordinadora de la Comisión de Tabaco de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias e integrante de la Comisión de Tabaco de la Asociación de Sociedades de Enfermedades Respiratorios de América Latina.

De la producción al desecho

El impacto ambiental del tabaco parte desde la producción, donde producir un cigarro consume cientos de litros de agua y para producir 300 cigarrillos se necesita un árbol”, advierte la doctora Corvalán, quien también ha colaborado con su experticia en el Centro Clínico Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC).

Según un estudio que en 2021 se publicó en la prestigiosa revista The Lancet, en 2019 se consumieron 7,41 billones de cigarrillos en todo el mundo, lo que equivale un consumo diario promedio de 20.300 millones. Con esos números, es casi imposible dimensionar cuánta de la cada vez más escasa agua se ha ocupado o árboles se han talado en la producción de un nocivo producto que, además de mermar la capacidad de la naturaleza y bosques de absorber el carbono y paliar el calentamiento global, en todo su ciclo libera emisiones que dejan una enorme huella de carbono por la propia producción y transporte y por los efectos del humo del cigarrillo. Un humo que aclara que se asocia a multiplicidad de efectos nocivos para la salud.

Si todo ello no bastara como impacto y para alarmar, la experta resalta que “las colillas del cigarrillo son el principal contaminante ambiental que existe”. Es que de esa billonaria cantidad de cigarros que se fuman queda ese resto que termina desechado y que afirma que “están formadas por microplásticos”.

La contaminación por plástico es uno de los mayores problemas ambientales del siglo XXI y los de pequeñas dimensiones (menor a 5 milímetros de diámetro) como las que están en una colilla son de los más preocupantes contaminantes emergentes que existen. Mientras en breve tiempo se consume y desecha (un cigarrillo se fuma en minutos), el plástico tiene una degradación que puede tardar siglos, por lo que los residuos, incluso si llegan al vertedero, terminan en la naturaleza, tanto en medio terrestre como sobre todo acuático y especialmente océano donde más se ha investigado y comprobado la presencia de los micro.

Diversos estudios de científicos de todo el mundo, incluyendo de Chile y la UdeC, han generado evidencias alarmantes como la presencia de microplásticos en estómagos de especies marinas, por lo que se puede afirmar que estos desechos ingresan a la trama trófica, pueden ser ingeridos por diversos animales y hasta terminar llegando al humano como consumidor final de ciertas especies, con repercusiones en la salud de la naturaleza, animal y humana que aún es tema de potentes estudios.

 

“La población en riesgo de empezar a fumar son los menores de 26 años”

Los impactos ambientales son los menos concientizados del hábito tabáquico, cree la doctora María Paz Corvalán, quien ha participado en la promoción y acción de diversas instancias para erradicar el consumo de cigarrillos en Chile, pues ese es su desafío, pero sobre todo el de la salud pública global y nacional.

Sabe que ha habido estrategas exitosas, como las que tienen que ver con regulaciones de la publicidad en medios masivos y cajetillas. Así, la última Encuesta Nacional de Salud 2016-2017 reveló que 33% de la población en Chile fuma y eso fue 10% menos que el informe anterior (2009-2010). Y también sabe que falta mucho que hacer y progresar, y se espera que sea impactante sensibilizar el daño que el tabaco causa al único y amenazado hogar que tenemos, la Tierra, apelando al bien común como motor de cambio, porque el foco en la salud personal no ha terminado por eliminar a este producto de la vida.

Diversos daños

Pero, siempre será vital hacer consciencia sobre los daños del tabaco a la propia persona y quienes le rodean, implicados en la carga de enfermedad y muertes asociadas al cigarro, y que se deben a que en su humo hay una serie de sustancias nocivas.

El componente que más daña es la nicotina, porque produce adicción y es tan adictiva como la cocaína y heroína”, afirma Corvalán.

Además, contiene elementos que dañan múltiples órganos y sistemas como vías respiratorias, hígado, riñones o sistema sexual y reproductivo. Sobre esto, afirma que “el consumo de tabaco es factor de riesgo de todas las enfermedades crónicas no transmisibles: cáncer, respiratorias, cardiovasculares y diabetes, que son la real epidemia del siglo XXI y no la Covid-19”. Dice que también se puede afectar el deseo sexual y sobre todo enfatiza que “el cigarrillo tiene muchos componentes, como asfalto y alquitrán, que producen cáncer”, causando sobre 70% de los casos al pulmón junto con otros a las vías respiratorias, está implicado en muchos casos de cáncer del aparato digestivo como estómago y colon, además del riñón, vejiga, útero y mama.

Muchos de los riesgos a la salud también son para fumadores pasivos, es decir, quienes reciben el humo y la especialista aclara que son daños de diversas “manos”. El humo de primera mano es aquel que afecta al organismo del fumador activo y el de segunda es el que deja inmediatamente en el ambiente y afecta al entorno. “El de tercera mano es el que queda impregnado en la ropa personal, de cama, cortinas y objetos y perdura hasta 6 meses”, precisa. El daño de cuarta mano es de las colillas desechadas.

Otro aspecto que advierte es que el daño del tabaco es acumulativo y no existe un nivel o tipo de consumo menos nocivo. “El consumo de tabaco ocasional es tan dañino como el habitual. Además, distintas personas y sus organismos tienen distintas sensibilidades a las sustancias”, explica, lo que se relaciona tanto con el riesgo de adicción como con otros daños orgánicos, que para distintas personas se pueden hacer reales en periodos e intensidades distintos.

A partir de allí, releva que “el uso de cigarrillos electrónicos produce los mismos daños de primera, segunda, tercera y cuarta mano del tabaco”. Aunque se promovieron como una inocua opción frente al tabaco, asegura que “se ha comprobado que es carcinogénico” (sus vapores). Además, envases en que vienen los líquidos no son reciclables ni sus baterías, terminando como desecho y contaminante. Y nuevas evidencias han hallado metales pesados en los dispositivos.

Erradicar al cigarro

Por todo preocupa que el consumo siga teniendo incidencia y prevalencia, pero también es importante para María Paz Corvalán difundir que dejar de fumar no es imposible y la clave es la voluntad.

De hecho, precisa que 3 a 5 de 100 personas podrá dejar de fumar sola y que hay herramientas de fácil acceso y autoaplicación, entre las que resalta “S’Acabo” (descarga en dispositivos móviles), la asistente virtual “Florencia” que usa inteligencia artificial (disponible en la web de forma gratuita) o llamar al 6003607777 de Salud Responde en Chile. “Se sabe que el promedio de fumadores chilenos fuma 10 cigarrillos al día y el promedio de chilenos fumadores puede dejar de fumar con ayuda de esas aplicaciones. Quienes fuman más necesitan medicamento”, asegura.

Pero, lo ideal no es cambiar el hábito tabáquico, es que nunca se genere. Es decir, prevenir y eso significa llegar antes que el consumo comience, lo que se da en la adolescencia y juventud, primordialmente por características de la etapa en cuanto a susceptibilidad a mensajes externos, validación de pares y baja percepción del riesgo, comenta la especialista, aseverando que “hoy la población en riesgo de empezar el consumo son personas menores de 26 años”, mientras que raramente alguien mayor decida comenzar el consumo.

Por tanto, las acciones de promoción, prevención y concientización deben ser tan diversas en su formato y objetivo como lo es el público fumador o susceptible a iniciar el consumo y es una cuestión vital atender a toda esa diversidad para lograr el gran reto que es erradicar al cigarro.

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