Ciencia y Sociedad

Científico UdeC descubrió dos especies de fauna prehistórica de Chile

Son mamíferos que habitaron hace 18 a 12 millones de años en la formación Cura-Mallín, entre las regiones del Biobío y La Araucanía. El trabajo analizó fósiles del Museo de Historia Natural y recolección de nuevas muestras.

Por: Natalia Quiero 09 de Septiembre 2021
Fotografía: Andrés Solórzano

Dos nuevas especies prehistóricas de mamíferos que habitaron en las regiones del Biobío y la Araucanía hace millones de años descubrió el científico Andrés Solórzano, en el marco de la investigación para su tesis doctoral con la que, recientemente, obtuvo el máximo grado académico en el Programa de Doctorado en Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Concepción (UdeC). “Taxonomía y Paleoecología de los Mamíferos Neógenos de la Cuenca de Cura-Mallín. Implicaciones en la Evolución Tectónica de los Andes de Chile Centro-Sur (36-39ºS)” se titula la tesis dirigida por el doctor Alfonso Encinas, académico del Departamento de Ciencias de la Tierra, y a partir de la cual se generó una multiplicidad de artículos científicos de los cuales hay varios publicados y uno está en proceso de revisión para su próxima publicación.

Del museo al terreno

Para llegar a los resultados, el trabajo consideró dos aristas.

Lo primero, relata el doctor Andrés Solórzano, fue hacer una revisión de fósiles colectados por otros investigadores en la formación Cura-Mallín, conocida por la presencia de fósiles, particularmente en el área de Lonquimay (Región de la Araucanía), depositadas en el Museo de Historia Natural de Santiago. De la colección forman parte dientes y elementos óseos como un cráneo muy bien preservado que fue clave para un primer hallazgo, ya que “mostró una combinación de características únicas que no se asemejaba a nada descrito en el mundo”, precisa el investigador. Así, se describió a Protypotherium concepcionensis, publicado en 2019 y bautizado en honor al centenario de la UdeC, resalta. La especie es de la familia de los notoungulados y pertenece a un género que ocupó el nicho ecológico de animales como liebres y conejos modernos y habitó hace 12 millones de años. Y agrega que “describimos la presencia de 7 especies de mamíferos prehistóricos diferentes”, a partir de esos fósiles.

La segunda etapa fue en terreno en la zona de la Laguna del Laja (provincia del Biobío). Tras varias campañas, la última en febrero de 2021, se recolectaron decenas de restos fósiles de mamíferos. Como resultado, a través de un paper publicado recientemente, “se describe la presencia de 17 especies de mamíferos y una es nueva”, sostiene el doctor Solórzano. Se trata de Luantus sompallewei, perteneciente a los roedores caviomorfos que habitaron allí hace 16 a 18 millones de años. “Se describió a partir de dos dientes muy bien preservados, que presentaban unas características anatómicas diferentes a lo que se conocía de Argentina”, apunta.

Y podrían sumarse nuevas especies, pues dice que ese indicio dan los análisis preliminares a los fósiles, pero se requieren más exámenes para una mayor precisión y espera concretarlos en un futuro próximo.

Entender y preservar

Hay muchos sitios del planeta difíciles de estudiar e incluso inexplorados, por lo que se estima que se conoce sólo 10% de la biodiversidad moderna y regularmente se hallan nuevas especies. Y más secretos guarda la prehistórica: se depende de fósiles para identificar especies y muchos se han perdido por procesos naturales como la erosión o se ocultan bajo el suelo de un lugar o en una colección en un museo esperando ser halladas, por ejemplo.

Y conocer ese pasado de hace millones de años es de interés contemporáneo. Entender a la fauna y flora prehistórica con sus características particulares ayuda a comprender qué las llevó a extinguirse o evolucionar a la biodiversidad actual, con muchas especies cuya conservación está amenazada por el cambio global, conjunto de transformaciones al sistema planetario causado por la actividad humana como en el clima y paisajes, que también pueden alterarse por procesos geológicos y son variables determinantes en la evolución, ya que Andrés Solórzano sostiene que “la vida evoluciona sobre la superficie del planeta y esta no es estática, es extremadamente dinámica”. En su trabajo da luces de ello, en particular el potencial impacto del alzamiento de la Cordillera de Los Andes en la evolución de la fauna, sobre lo que explica que “la subducción de la placa oceánica bajo la continental sudamericana generó la Cordillera de Los Andes como la conocemos hoy. El alzamiento de la cordillera de los Andes ha cambiado el paisaje y clima de Sudamérica a lo largo del tiempo geológico” y que “pudo gatillar cambios ecológicos y morfológicos, así como ocasionar la extinción, generación y reemplazo de especies de plantas y animales”.

Desde allí releva el aporte del estudio en la preservación del patrimonio paleontológico de Chile. “De no haber colectado estas decenas de fósiles se hubiesen destruido por los procesos erosivos naturales”, asevera, enfatizando lo clave de tener esfuerzos de recolección, sobre todo donde se sabe que hay fósiles, en lo que espera seguir contribuyendo. “Usualmente, los fósiles que encontramos estaban en estratos en el tope del cerro. Todos los años cae nieve en la cordillera y se va erosionando la roca y, progresivamente, con el paso del tiempo van a ir aflorando nuevos fósiles. A largo plazo, pudiésemos ir cada verano a la Laguna del Laja y seguir consiguiendo fósiles”, cierra.

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