Ciencia y Sociedad

Desde la salud ósea a la intestinal: las razones para consumir leche

La Encuesta Nacional de Consumo Alimentario reveló que hay un bajo cumplimiento de las guías alimentarias sobre todo en inclusión de lácteos en la dieta y el promedio es la ingesta del 50% de lo recomendado. Aumentar su incorporación es, justamente, el llamado del Día Mundial de la Leche.

Por: Natalia Quiero 03 de Junio 2021
Fotografía: Cedida

Pese a haber una importante industria lechera en el país, el bajo cumplimiento de las Guías Alimentarias, y en especial para los pescados y lácteos, fue una de las principales conclusiones de la Encuesta Nacional de Consumo Alimentario (Enca). En concreto se reportó que la mediana de consumo de lácteos fue de 330 ml por día, es decir, una y media porción diaria: la mitad de lo recomendado por el Ministerio de Salud (Minsal) en sus Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (Gaba).

De ahí que para Chile tenga todo sentido materializar uno de los grandes propósitos del Día Mundial de la Leche, que cada 1 de junio se celebra tras ser proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2001: incentivar su consumo. Las razones son varias y todas unidas por las cualidades nutricionales de este alimento, que ya quedan de manifiesto al ser el primero que los seres humanos y los mamíferos consumimos al inicio de nuestra vida y de manera irreemplazable.

Toda la vida

“La leche humana exclusiva hasta los seis meses y complementada, posteriormente, cubre las necesidades nutritivas en esta etapa de la trayectoria vital”, asevera la nutricionista Claudia Troncoso, académica de la Facultad de Medicina e investigadora asociada al Centro de Investigación en Educación y Desarrollo (Ciede) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc). La recomendación de los expertos y organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, es privilegiar la lactancia materna sobre leches de fórmula en los lactantes y que continúe hasta los dos años. “Después de los dos años, las Gaba chilenas recomiendan su consumo de manera diaria, considerando entre dos a tres porciones diarias, prefiriendo lácteos bajos en grasa y sin azúcar añadida”, explica la también investigadora del Consorcio Epidemiology of Lifestyle and Health Outcomes in Chile (Elhoc).

Un requerimiento que también puede ser cumplido intercambiando con derivados lácteos como yogur, queso fresco o maduro y quesillo. Un yogur o un trozo de quesillo equivalen a una taza de leche, según reconocen las Gaba.

Y esas porciones diarias aseguran recibir la cantidad adecuada de nutrientes que necesita el organismo y que su consumo reporte beneficios para la salud. El primero que la profesional destaca son brindar “proteínas de alto valor biológico, es decir, de buena calidad ya que entrega aminoácidos esenciales”. Uno de los vitales roles de este compuesto es la formación de todo tipo de tejidos. Además, “se destaca por los aportes de calcio y vitamina D, entre otras vitaminas y minerales; nutrientes que se relacionan en especial al cuidado del sistema óseo”. Un vaso de leche (200 ml) aporta cerca del 30% de la dosis diaria de calcio recomendado, cuyo rol es formar y mantener huesos y dientes fuertes, además de tener un papel en la función nerviosa, contracción muscular y el control de la presión arterial a niveles normales. La leche, además, aporta a la hidratación al contener agua. Y dice apunta que “la evidencia recomienda el consumo de yogur o leche fermentada para la mantención de la microbiota intestinal”.

Sin lactosa y vegetal

Los malestares gastrointestinales que en muchas personas aparecen como consecuencia de la ingesta de leche podría ser un motivo que desincentive su consumo, que le vuelva desagradable. Es que hay personas intolerantes a la lactosa y se estima que 50% de la población en Chile y Latinoamérica la sufriría en algún grado, según distintos reportes y que se manifiesta con dolor abdominal, flatulencia, hinchazón y diarrea tras consumir leche con lactosa, detalla Claudia Troncoso. Se trata de un carbohidrato o azúcar de origen natural presente en la leche y productos lácteos. Y para descomponerlo el organismo humano necesita de la enzima lactasa, que muchas personas no producen en suficiente cantidad, provocando problemas de intolerancia. Sobre esto, también, agrega que “una persona que no consume leche por mucho tiempo podría presentar estas molestias, sin ser necesariamente intolerante a la lactosa”.

Eso no significa que este grupo no pueda consumir leche ni sus derivados y deban restarse de sus beneficios, porque existen opciones con bajo contenido de lactosa o sin esta. Y la nutricionista resalta que, “desde un punto de vista nutricional, ambos tipos de leche (con y sin lactosa) son similares”, por lo que el llamado es a buscar esos productos lácteos e incluirlos en la dieta.

Lo que sí no es reemplazo son las conocidas como “leches vegetales”, que en últimos años se han vuelto muy populares como las de almendra, coco o soja. La leche es por definición de origen animal y estas no son bebidas lácteas, sobre lo que Troncoso enfatiza que “la leche y estas bebidas presentan cualidades saludables, pero no son comparables ni intercambiables”, a diferencia de leche con el yogur o quesillo.

Un mito

Asociar la leche, su aporte de grasa y aumento del peso corporal es definido como “uno de los mayores mitos” por Claudia Troncoso, pues explica que “se conoce que la leche entera (con toda su materia grasa) no influye en el incremento de peso”.aporta colesterol, afirma, por lo que las personas con sus niveles altos o bien con patologías como hígado graso deberían preferir productos descremados, es decir, sin materia grasa.

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