Ciencia y Sociedad

La detección precoz del cáncer de mamas es lo que salva vidas

La mamografía es el examen de pesquisa y lo único que asegura hallar lesiones pequeñas y diagnosticar sin síntomas, es decir, temprano.

Por: Natalia Quiero 18 de Octubre 2020
Fotografía: Foto cedida por doctora Lorena Cordero

Cada 19 de octubre se conmemora el “Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer de Mama”, razón por la cual éste se ha definido “Mes de la Sensibilización” de esta patología oncológica; la más frecuente entre las mujeres y la principal causa de muerte por cáncer en ellas, a nivel internacional y nacional.

Esa es la realidad, incluso, cuando las estadísticas demuestran una disminución en las tasas de mortalidad, lo que ha sido posible gracias a la pesquisa y consecuente detección precoz de la enfermedad. Concientizar que ahí está el pilar del combate, para reducir los números, pero sobre todo para salvar vidas, es el objetivo de estas efemérides; aunque, en realidad, es un desafío diario. La incidencia del cáncer de mama va en aumento en todo el mundo, y varios nuevos casos se suman y vidas se pierden cada día en Chile; siendo aproximadamente 1.500 las mujeres que fallecen por esta causa cada año en nuestro país.

Muchas de ellas llegaron tarde a su diagnóstico, porque salvar vidas es posible cuando este cáncer se diagnostica en estadios tempranos, sostiene la doctora Ester Rodríguez, médico oncóloga de la Clínica Biobío de Concepción y del Hospital Las Higueras de Talcahuano. En la gran mayoría de los casos, tardar en la detección significa no haber acudido a los controles preventivos y screening en el momento correspondiente, pues la especialista destaca que “no todos los tumores tienen un examen que de forma periódica se pueda practicar para poder detectar enfermedad temprana, pero uno de los que sí tiene la ventaja de contar con métodos de pesquisa es el cáncer de mama y esto es a través de la mamografía”.

Llegar temprano

Este examen imagenológico debe ser realizado por las mujeres periódicamente y es la única forma de llegar precozmente al cáncer e iniciar un tratamiento oportunamente, ya que es lo que permite “detectar una enfermedad que no la puedas identificar al palpar (autoexamen o examen clínico de un médico) ni con un síntoma, porque las mujeres están asintomáticas”, asegura.

En otras palabras, llegar temprano al diagnóstico del cáncer es identificar “una lesión menor a 2 centímetros, que es cuando el cáncer recién aparece y es in situ, es decir, el tumor aún no ha invadido y se manifiesta en la mamografía a través de lesiones que se llaman microcalcificaciones, que son tan pequeñas como la cabeza de un alfiler, por lo que sólo son visibles con este examen”, aclara la doctora Lorena Cordero, médico radióloga con subespecialidad en imágenes mamarias, jefa del Centro Regional de Diagnóstico de Imágenes Mamarias del Hospital Las Higueras de Talcahuano y especialista de la Unidad de Imágenes Mamarias de la Clínica Sanatorio Alemán de Concepción.

“Lamentablemente, cuando un tumor se palpa, se entiende que es más grande y que la lesión deja de ser in situ y se convierte en un cáncer invasor. O sea, cuando es palpable, probablemente, se extendió a los ganglios de la axila o salió de allí y tiene metástasis a distancia”, advierte, y eso significa que se pueden haber dejado pasar años vitales, uno a dos años de evolución, o a veces algunos meses si se trata de un tumor más agresivo.

Así, el diagnóstico temprano versus el tardío son la diferencia entre la vida y la muerte, ya que “en el cáncer que se detecta en estadios tempranos las terapias son curativas, con una sobrevida a los 5 años mayor al 90%”, afirma; no puede decir lo mismo de las fases tardías, en que los pronósticos son peores y varían caso a caso, con sobrevidas que, incluso, no superan los meses tras la detección. De ahí llamado a ser responsables e ir a los controles.

Con o sin Covid-19: pesquisar y controlar el cáncer de mama nunca puede esperar

¿Cuándo comenzar la pesquisa del cáncer de mama? La oncóloga Ester Rodríguez explica que el screening se da la mano de la realización de mamografías anualmente. Si bien el riesgo de desarrollar cáncer de mama aumenta en la medida que avanzan los años de la mujer y la recomendación ha sido iniciar la pesquisa a partir de los 50 años, edad desde la que se concentra la mayoría de los casos, sostiene que “cada día esta enfermedad se presenta en edades más jóvenes y hay que comenzar el control a los 40 años”.

Eso para la población general, porque en mujeres que tengan el factor de riesgo del antecedente familiar se debe comenzar la pesquisa a los 30-35 años. Y si hay algún síntoma como la aparición de un nódulo, cambio de apariencia de la mama o de coloración en la piel, ardor o erosiones, o secreción del pezón, no hay que esperar y siempre será motivo para correr a consultar un médico, no importa la edad.

De hecho, esta aparición más precoz ha implicado que “hemos diagnosticado a mujeres de apenas 18 años con cánceres muy agresivos”, lamenta la doctora Lorena Cordero. Años atrás eso no se veía, pero se puede explicar por los factores de riesgo.

Esto hace evidente, también, la importancia de acudir desde jóvenes a controles periódicos con profesionales de la salud, como médicos ginecólogos o matronas, porque permitirá definir cuándo es el mejor momento para iniciar la pesquisa para cada mujer, ya que no se puede afirmar a rajatabla una edad en que todas deban comenzar, sino que hay que estudiar los antecedentes personales y familiares para decidir, explica.

Fenómeno pandemia

Lo que sí puede aseverar con firmeza es que dejar pasar un año o meses tras ver una anomalía en la mama o preferir esperar para acudir al chequeo preventivo correspondiente puede ser vital. Es por eso que a la radióloga Lorena Cordero, especialista en Imágenes Mamarias, le preocupa de sobremanera que durante este más de medio año de pandemia en Chile “las mujeres han dejado de hacerse sus controles de rutina y hemos dejado de hacer más del 70% de las mamografías de pesquisa. Si se revisan las estadísticas que publicaron hace poco Estados Unidos o España es lo mismo”. Y es una realidad que atribuye a las restricciones de movimiento y sobre todo al temor de exponerse a la Covid-19.

Una situación que, advierte, “nos va a pasar la cuenta, porque durante estos meses hemos dejado de detectar precozmente y diagnosticar muchos cánceres, y todas las estadísticas muestran que las tasas de mortalidad por la enfermedad van a aumentar en los próximos años”. De hecho, desde su experiencia, lamenta que “en estos 6 meses que llevamos en Chile, el 80% de las pacientes que hemos atendido son tumores de mama muy avanzados, porque a pesar de que las pacientes se palparon, les dio miedo salir a controlarse, esperando 4 o 5 meses. Y así le dieron tiempo al tumor de que evolucionara y la gran cantidad de casos que hemos visto ya no son cáncer in situ”.

El llamado para protegerse de la Covid-19 ha sido quedarse en casa y salir sólo si es estrictamente necesario. Y ese concepto no hace más que ir bien con acudir al control para hacerse el examen de pesquisa. ¿Hay riesgo de contagio en éste?, se preguntarán muchas, sobre todo si se considera que varios estudios han abordado cuándo tiempo vive el patógeno en distintas matrices, pero la especialista asegura que “las mamografías son de muy bajo riesgo de contagio. Durante todo el procedimiento la paciente está con su mascarilla puesta y así también está siempre protegida la tecnóloga que lo realiza”.

Añade que en todos los sistemas de salud hay rigurosos protocolos para una atención segura y de sanitización, y que se encuentran preparados para tomar mamografías sin exponer a las pacientes a peligros. Al contrario, la convicción es hacer el examen para proteger sus vidas.

Factores de riesgo: generales, específicos e infrecuentes

Ser mujer y mayor de 50 años son factores de riesgo generales del cáncer de mama, pero los antecedentes personales de cáncer de mama u ovario y los familiares de cáncer de mama (también si afectó a un hombre) motivan una consulta para saber si se precisa una pesquisa precoz (30-35 años en mujeres), aclara la oncóloga Ester Rodríguez.

Ahí hay un punto, y aunque sea infrecuente, la patología también tiene su versión masculina. No hay mucho conocimiento sobre sus factores de riesgo (se intuye una causa genética) ni hay pesquisa activa, pero exámenes y tratamientos que se realizan al detectar anomalías son los mismos de las mujeres. Asimismo, cree que puede haber una causa en la exposición a estrógenos, hormona sexual de tipo principalmente femenino, que antes se usaba para tratar el cáncer de próstata “y siempre tomar estrógenos es factor de riesgo para el cáncer de mama”, dice.

De hecho, la mayor exposición a estrógenos se podría atribuir al aumento de cáncer de mamas en mujeres, plantea la doctora Lorena Cordero (maternidad tardía, menopausia tardía o regla precoz). Añade que los estilos de vida poco saludables (tabaquismo, sedentarismo, sobrepeso, alimentación malsana) son factor de riesgo general del cáncer de mama y múltiples otras patologías oncológicas y crónicas no transmisibles. Pero los hábitos se pueden cambiar y ser un factor protector general.

 

 

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