Encuesta nacional de Fundación Trascender reveló que en dos décadas se cuadriplicó la cantidad de personas que ejercen voluntariados.En
Chile experimenta un auge histórico y esperanzador del voluntariado: en dos décadas se cuadriplicó la cantidad de personas que ponen sus recursos, talentos, energía y tiempo al servicio de quienes viven las más diversas necesidades, de forma desinteresada y muchas veces silenciosa, con la convicción y gratificación de poder ayudar a cambiar la realidad y mejorar la calidad de vida de otros, desde enseñar a niños y niñas hasta acompañar a quien padece enfermedad o soledad.
En el marco del Día Internacional del Voluntariado el 5 de diciembre y el próximo inicio del Año Internacional de los Voluntarios 2026 que designó la ONU, se presentó la Encuesta Nacional de Voluntariado y Solidaridad 2025, estudio que hace 20 años realiza la Fundación Trascender que se dedica impulsar el voluntariado profesional en Chile, y demostró un aumento del 7% de personas que declaraban participar en quehaceres voluntarios en la primera medición, al 30% hoy y el 55,5% lo realiza con sus vecinos, amigos o familiares, versus 42,3% mediante organismos formales.
El trabajo entrega una detallada radiografía a la evolución e importancia del compromiso ciudadano que siempre debe fortalecerse, porque hace bien a la sociedad, de lo individual a lo colectivo.
“El voluntariado es una fuerza social transformadora y un puente de cohesión, y lo promovemos como un acto donde las personas ponen sus talentos al servicio de la sociedad. Creemos firmemente que cuando las voluntades se unen, la fuerza transformadora se multiplica”, manifestó Carla Ceballos, directora de Vinculación e Impacto en Fundación Trascender y voluntaria, administradora pública y magíster en Política y Gobierno de la Universidad de Concepción (UdeC).
En este sentido, destacó que “la Encuesta ha permitido documentar una transformación histórica: desde un voluntariado minoritario a una práctica masiva; y un cambio en sus formas, pasando de ser canalizado principalmente por instituciones religiosas y educativas, a uno más comunitario y de proximidad, lo que refleja una evolución hacia una cohesión social más orgánica”.
La encuesta indagó múltiples factores que permiten conocer quiénes, cómo y por qué hacen voluntariado, también desafíos que dificultan la participación.
Para contextualizar, Carla Ceballos expuso que estiman que hay aproximadamente 6 millones de voluntarios en Chile y 355 mil en Biobío. Uno de los resultados nacionales más relevantes es el aumento histórico desde 2006 y también reflejado anualmente, pasando de 25,8% en 2024 a 30,3% de personas encuestadas que declararon haber realizado una acción voluntaria los últimos meses.
El grupo más activo son jóvenes de 18 a 29 años con 41%, seguido de personas mayores de 65 años, y las mujeres participan más que los hombres. En los patrones destacó el protagonismo del voluntariado frecuente o semanal, y realizado con vecinos, amigos o familiares.
La encuesta mostró que 26% del voluntariado se concentra en asistencia y cuidado directo a personas, seguido de servicios comunitarios y salud con 9,6% y 9,4%, respectivamente. Y con 41% la principal forma de participación son juntas de vecinos y clubes deportivos, seguido de apoyo económico a instituciones de caridad o fundaciones; labores vinculadas a instituciones religiosas; y realizar clases u otras actividades relacionadas con la educación.
En las motivaciones para ser parte de las acciones destacó el bienestar personal con 56,7%, y solidaridad con 49,8%.
Y las barreras de participación son la falta de información para 47% de encuestados y falta de tiempo para 44%, mientras 41% reconoció que la inseguridad o delincuencia en el territorio afecta mucho la decisión.
El estudio también mostró que 80% valoró los voluntariados corporativos, pero sólo 20,5% dijo que se promueve en su trabajo.
Al profundizar en la realidad de la Región, la participación es de 22%, con hallazgos de percepción que Carla Ceballos reconoció como alentadores.
Sobre ello valoró que 23% ve al voluntariado como la puesta de talentos al servicio de la sociedad; 20% cree que fomentaría mayor unión y colaboración, y 17% destacó su poder para relacionar a personas de distintos orígenes.
“Esto indica una valoración alta del voluntariado como constructor de capital social. El desafío regional no es de convicción, sino de canalización: conectar esta valoración positiva con oportunidades concretas y accesibles para que ese 22% crezca”, manifestó.
Hace dos décadas surgió la Encuesta Nacional de Voluntariado y Solidaridad como parte del quehacer de Fundación Trascender y sobre todo la necesidad de visibilizar, impulsar y comprender las dinámicas de esta acción social en Chile.
Carla Ceballos expuso que entonces el voluntariado era casi invisible en el país, menos existía un instrumento que lo midiera sistemáticamente a escala nacional. Desde 2006 la encuesta ha logrado documentar, analizar y comunicar características, percepciones, evolución y retos en torno al voluntariado para orientar políticas y acciones que lo fomenten.
Y en este 2025 las fortalezas y desafíos se hacen claros. “El voluntariado es más importante que nunca y ha aumentado, pero hay que superar la brecha entre la intención y la acción. La gente quiere ayudar, pero tropieza con obstáculos prácticos”, manifestó.
Ante ello, definió a la encuesta como hoja de ruta para el Año Mundial del Voluntariado 2026 para incentivar aún más la participación de cruciales acciones voluntarias. “Chile llega con momento positivo, un modelo innovador que es más comunitario, y desafíos claros como son información y tiempo sobre los que podemos actuar de manera concertada”, declaró.
Ceballos aseguró que “es necesario aumentar el voluntariado; no es un parche ni sustituto del Estado o la responsabilidad empresarial, es el tercer eje indispensable de una sociedad sana”.
Desde la mirada psicológica y social el ejercicio de acciones voluntarias tiene múltiples beneficios.
La psicóloga clínica y de la salud Marcia Stuardo, integrante del Centro Vida Saludable de la UdeC, afirmó que “los voluntariados son espacios que fortalecen la cohesión social, la confianza colectiva y el sentido de pertenencia; además permiten activar recursos internos y externos que favorecen el bienestar en quienes reciben y quienes participan”.
Sobre lo colectivo y social, profundizó que los voluntariados son una forma de participación en que las personas se reconocen como agentes de cambio y responsables del bienestar comunitario, volviéndose fundamentales para construir y fortalecer tejidos sociales y redes de apoyo.
Son más que una acción caritativa y es clave que no se ejerzan desde una mirada asistencialista de “ayuda desde arriba”, sino como espacio de colaboración en que todas las personas involucradas aportan, aprenden y crecen.
“Es importante que el enfoque esté puesto en la dignidad y protagonismo de las comunidades y personas que forman parte, en una relación horizontal y empática, no paternalista, el aprendizaje mutuo y construcción de soluciones en conjunto, el respeto por la diversidad de experiencias y saberes. Importa entender que el otro es conocedor de su realidad y somos entes movilizadores más que expertos que van a solucionar la vida a las personas”, manifestó la profesional.
En lo individual afirmó que participar en espacios de voluntariado contribuye a la salud mental, desarrollo integral, habilidades socioemocionales y valores, y bienestar personal. Y es que se fortalece el sentido de propósito y conexión con otras personas y realidades, y se activan diversos procesos internos que llevan al aprendizaje y desarrollo integral.
“Las personas que realizan voluntariado tienden a reportar mayor satisfacción vital, reducción de estrés y fortalecimiento de la autoestima, porque sienten que sus acciones tienen un impacto real y un propósito. En muchas ocasiones y cualquier edad, el voluntariado da sentido a la vida de las personas”, explicó Stuardo.
Fortalece la empatía al comprender la realidad y dificultades de otro, que pueden ser muy diferentes y lejanas a las propias. “Este ejercicio no sólo amplía la sensibilidad social, también fomenta habilidades de regulación emocional, compasión y autoconocimiento que favorecen ver la vida y realidades desde distintos puntos de vista”, relevó.
También destacó la gratificación y bienestar emocional de aportar de forma significativa, superar retos reales y/o descubrir capacidades que se desconocían, lo que también puede transformar o fortalecer el autoconcepto y autoestima, madurar emocionalmente, crecer personal y profesionalmente.