
Señora Directora:
En 2021, Pat Gelsinger (Intel) planteó el desafío de multiplicar por mil la capacidad de cómputo de sus chips para alcanzar el ‘zettascale’ en 2027. Este avance no dependía únicamente de mejorar los chips, sino de combinar mejo ras sistémicas: en la arquitectura (16 veces), en la eficiencia energética (2 veces), en el movimiento de datos (3 veces) y en los procesos de fabricación (5 veces). Así se gesta ron proyectos como el supercomputador Aurora.
El auge de la IA generativa está teniendo un impacto impredecible, pero no es casualidad que esto ocurra ahora. La guerra fría digital que observamos entre China y EE. UU. está acelerando esta carrera.
Las capacidades de las GPU, que fueron impulsadas por el mercado de videojuegos y criptomonedas la década pasada, crearon el momento ideal para que trabajos académicos como “Transformers” (Google Research, 2017) dieran origen a ChatGPT (2022) y a sus posteriores competidores.
Los incentivos técnicos, económicos y geopolíticos fueron determinantes para esta revolución. Esta reflexión invita a aprovechar este impulso tecnológico para pensar un proyecto país con metas ambiciosas, creando incentivos que nos impulsen a todos los acto res a superar la mediocridad pro ductiva y económica que nos aqueja, y a lograr, en última instancia, ese salto hacia el desarrollo que aún anhela nuestra generación. El diagnóstico está claro; falta el plan.
Fernando Roa
Agentica Systems