Ha llegado marzo con su histórica carga por ser el mes del inicio a clases y el pago de patentes entre otras cosas. En forma paralela y de manera especial, también las redes sociales comienzan a encenderse con opiniones o reflexiones respecto del cincuentenario del golpe de estado de 1973.
Por un lado el gobierno, la “clase política”, los medios de comunicación, la academia y, obviamente, las víctimas de la represión se alistan para recordar, desde sus propias perspectivas esta dolorosa fecha que aún no logra sanar las heridas resultantes de una política de Estado basada en la doctrina de seguridad nacional que transformó a un sector de chilenos que pensaba distinto en enemigos de la patria, que fueron detenidos, exonerados, fusilados o hechos desaparecer por el grave delito de pensar distinto.
El gobierno del Presidente Boric, en un loable esfuerzo está conversando con todos los actores del país, los de ayer y los de hoy con el objeto de consensuar una conmemoración en un marco de respeto y tranquilidad, realizando incluso una propuesta como el Plan de Búsqueda de detenidos desaparecidos.
Desde el punto de vista de los sobrevivientes, se han valorado los esfuerzos del actual gobierno en materia de derechos humanos, tanto en Chile como en otros países, sin embargo, nos parece, que habría que retomar una antigua aspiración de las organizaciones de víctimas de la represión, muy bien expresada en reciente entrevista por el abogado Nelson Caucoto, “reabrir la Comisión Valech y abrir la Comisión Rettig”, con el objeto de incorporar a las miles de víctimas que por distintas razones jamás accedieron a la leyes de reparación de los gobiernos de la transición. Aún cuando las voces disonantes no son numéricamente significativas, resulta evidente que hay sectores de nuestra sociedad que a pesar de los 50 años, aún niegan la violación de los derechos humanos en Chile.
Sin odio y sin rencor, aprovechemos esta oportunidad para concordar leyes que garanticen la no repetición y que fortalezcan la paz, la democracia y la libertad en Chile.
Gabriel Reyes Arriagada.