Señora Directora:
Desde la promulgación de la ley de formación ciudadana para la formación escolar hasta la ley de universidades estatales en la educación superior, los lineamientos, orientan a formar tipos de buenos ciudadanos, cosmopolitas, sociales, interculturales, para el siglo XXI, etc.
Ante esto, es necesario reflexionar que, aunque consigamos consensuar un tipo de ciudadanía, el individuo es capaz de abrazar valores constitucionales que no necesariamente son moralmente buenos, inclusive pueden ser injustos, pero necesarios para un régimen constitucional. Sin embargo, un hombre de bien puede alcanzar lo que es justo, a esto Aristóteles lo denomina virtud perfecta, es decir, una comunidad que posea hombres de bien y practiquen esta virtud, pueden abrazar la justicia en un sentido absoluto y no un determinado régimen.
Por ello, educar en virtudes para el hombre de bien, se presenta como un desafío mayor que el formar un buen ciudadano, ya que podemos tener buenos ciudadanos, pero no esencialmente hombres de bien. El buen ciudadano estará sujeto a un régimen que no siempre abraza valores justos, donde se puede apartar en demasía a la del hombre de bien. En este caso, mirar hacia el hombre de bien, no agota la vida buena, puesto que este es a su vez un buen ciudadano, independiente de que la injusticia se de en un régimen, es la justicia la que abrazará el hombre de bien.
Gustavo Troncoso Tejada