Señora Directora:
A propósito de la recién aplicada Consulta Ciudadana, la cual en general cumplió con su esencia de democracia participativa – en las comunas donde logró aplicarse -, no deja de llamar la atención algunos argumentos utilizados por los detractores de una nueva Constitución.
En efecto, para ciertos sectores políticos conservadores de nuestro país, una niña de 15 años no está capacitada para votar. No obstante, la escala interpretativa de la responsabilidad ajena cambia en la eventualidad de que esa misma niña se convierta en madre, con todo lo que esto último conlleva; en este caso, ella sí poseería la madurez necesaria para vivir este proceso, independiente de la edad. Analizando el “razonamiento” anterior, y en un simple ejercicio de lógica, resulta contradictorio estar capacitado/a para criar hijo/as y al mismo tiempo impedido/a de decidir el país que dicha persona quiere dejar como legado a su descendencia. En este caso, el concepto de superioridad moral autoatribuido por los grupúsculos anteriormente sugeridos entra en ruta de colisión con su propio doble discurso, una verdadera fotografía de quienes intentan boicotear la evolución de los grandes procesos sociales.
Dicho esto, si vamos a hablar de responsabilidad, esta debe ser transversal, no selectiva según intereses puntuales. Coherencia, por favor.
Fernando Fernández Ulloa