Carta al director

María Molina Aqueveque de García

Por: Diario Concepción 20 de Enero 2019
Fotografía: Diario Concepción

María Molina Aqueveque nació en Santiago de Chile el 26 de junio de 1912. Su padre fue Evaristo Molina Arias, de profesión contador (quien fuera héroe de la Guerra del Pacífico, ya que participó en la batalla de Miraflores, como corneta, siendo herido en este hecho guerrero, también estuvo presente en su calidad de contador de las empresas salitreras de la época, en la masacre de la Escuela Santa María de Iquique del año 1907). Su madre fue Victoria Aqueveque Campos.

María Molina estuvo casada con el conocido abogado y profesor universitario penquista, Hernán García Valenzuela, abogado y cónsul de Venezuela y Ecuador en Concepción, con quien tuvo un hijo, el reconocido arquitecto y profesor universitario penquista Jaime García Molina.

María Molina recibió tanto su enseñanza primaria y secundaria en el Colegio Alemán de Santiago, para ingresar luego a estudiar Derecho en la Universidad de Chile, egresando de dicha facultad.

Incorporada al mundo laboral, ingresa a trabajar en la Universidad de Chile acompañando a la destacada educadora chilena Amanda Labarca en la década de 1930 – 1940. Para el periodo de 1948 – 1956, trabaja en el Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Chile, acompañando a Amanda Labarca.

Por esta época es traída a Concepción por el rector de la UdeC, David Stitchkin Branover, para asumir el cargo de directora de extensión Cultural de la casa de estudios, reemplazando al destacado profesor y escritor Gonzalo Rojas, generando un nuevo programa de extensión dirigido a la gente de Concepción entre los años 1956 – 1962. Época en que se crean las escuelas y cursos de veranos, tanto para los nacionales como los extranjeros que llegaron a ellos en gran cantidad.

María Molina fue impulsada siempre por ideales humanistas laicos. Hay que recordar que por parte de la familia García de su esposo, hay dos grandes maestros de la gran logia de Chile:Adeodato García Valenzuela y René García Valenzuela, lo que la lleva a ser elegida como la primera presidenta nacional de los centros femeninos paramazónicos de Chile, creados en la década del ‘50.

Cuentan que con la llegada del nuevo rector, Ignacio González Ginouvés (quien tenía un carácter muy fuerte), tuvo una intensa discusión referente a la función que él quería darle a la Dirección de Extensión. El carácter elevado de la discusión motivó la renuncia a su cargo, y a su vez la dimisión a su cargo en la universidad de su esposo, Hernán García Valenzuela.

Libre ya de sus funciones universitarias, las cuales fueron reconocidas y admiradas por la ciudadanía penquista. María Molina se dedicó al trabajo de consultoría de extensión universitarias, siendo contratada para estos eventos por universidades de Puerto Rico, Santo Domingo, México y Brasil. En este último país, permaneció ocho meses recorriendo 32 casas de estudio en el año 1969, dando a conocer en dichas instituciones como se hacía en Chile la extensión cultural universitaria.

La señora María Molina será recordada siempre en Concepción por los cursos de verano dirigidos a la población, por la programación de las obras del TUC y el funcionamiento de la radio universitaria cuyo primer director fuera el profesor de Historia, Mario Céspedes.

María Molina murió en Santiago, el 23 de enero del año 2003. La noticia causó consternación en los penquistas que la conocieron y reconocen en ella una de las grandes impulsoras del desarrollo cultural de la Universidad de Concepción hacia la comunidad.

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

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