Señor Director:
Cuando hablamos de censura, recato, prendas largas e inhibir la sexualidad solemos pensar instintivamente en los rígidos códigos morales que decreta la iglesia. Históricamente quienes han buscado controlar el destape de la sexualidad han sido los grupos relacionados a la religión.
Hoy, sin embargo, y para la sorpresa de muchos es el grupo que se formó para impulsar estos destapes uno de sus mayores opositores. Cierta parte del feminismo rechaza concursos como Miss Reef o empleos como las azafatas de carreras Formula 1 porque “ponen la sexualidad al consumo masculino”.
Esto, además de ser irreconciliable con la narrativa de que las mujeres son dueñas de su cuerpo -a menos de que quieran usar bikini en una tarima- es también justamente lo que preferiría la Reina Victoria, un cardenal del S. XVIII o una estereotípica señora católica de los setenta. Si se me permite citar a Star Wars: “Te convertiste en lo que juraste destruir”.
Cristóbal Diaz Guitart