Carta al director

Lejos de abrazar el respeto: igualdad e integración

Por: Diario Concepción 06 de Septiembre 2017

Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Chile se ha convertido en el país con mayor aumento de inmigrantes en la región con un alza de 4,9% por año entre el 2010 y 2015, superando así a México y Brasil.

Para muchos Chile resulta atractivo por la estabilidad económica, seguridad y opciones laborales. De acuerdo con el informe de la agencia de Naciones Unidas, el 80% de los inmigrantes en Chile presenta un promedio que supera los 10 años de educación, teniendo incluso mayor nivel de escolaridad que los chilenos, esto se da principalmente en peruanos, haitianos, uruguayos, argentinos, colombianos y ecuatorianos.

El dato anterior cobra relevancia toda vez que la gran mayoría de los inmigrantes desempeña funciones en áreas que poco tienen que ver con sus profesiones y formación, en el mejor de los casos toman lo que el mercado les ofrece con la mirada puesta en asentarse en el país y cambiar la suerte en un corto o mediano plazo.

Sin embargo, la pobreza ha cubierto con su manto los sueños de más de 89.000 inmigrantes que viven en condiciones de hacinamiento. Cifras de la Fundación Techo, establecen que esta realidad corresponde al 28% del total de extranjeros.

Poco a poco han aparecido casos de migrantes cuya única alternativa de sobrevivencia es la calle. Si bien las cifras no oficiales que se manejan son incipientes, el fenómeno se está instalando y es necesario tomar medidas concretas y mirar experiencias exitosas que otras naciones han desarrollado frente al tema.

Canadá, por ejemplo, desde principio de los setenta ejecuta la política del multiculturalismo y abrió las puertas a nuevas culturas inmigrantes abrazando el respeto y rechazando la xenofobia y discriminación. Hoy conscientes del éxito que ha traído esa mirada, se configuran como una sociedad rica y diversa donde el extranjero que llega tiene las mismas oportunidades de desarrollo laboral y educacional, se aprovecha la fuerza, deseos de superación y las fortalezas de cada migrante como un aporte para el desarrollo del país.

Para avanzar en esa dirección Chile necesita un cambio cultural, un remezón educativo y también una labor de los medios de comunicación, que desde el rol social, deben orientar la labor periodística, crear nuevos cimientos para un trato basado en la igualdad, respeto e integración y evitar así que el incipiente fenómeno del inmigrante en situación de calle se convierta en un caminar sin retorno.

 

Ignacio Paz

Docente Facultad de Comunicaciones, U. Central

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