Carta al director

Hábitos alimenticios y disminución de riesgos cardiovasculares

Por: Diario Concepción 31 de Agosto 2017

Las enfermedades cardiovasculares son un problema de salud pública y principal causa de muerte en el mundo. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, representan el 30% de las defunciones mundiales y nuestro país no se aleja de dicha realidad, ya que alcanza el 27,1%.

Como es sabido, nuestro país ha sufrido cambios muy rápidos en su perfil demográfico, nutricional y epidemiológico, y se encuentra hoy con altas prevalencias de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) como la Diabetes Mellitus (DM2), la Hipertensión Arterial (HTA) y las Dislipidemias, patologías que constituyen un factor de riesgo cardiovascular, al igual que el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo.

La clave está en alcanzar niveles normales de lípidos sanguíneos, que eviten la acumulación de grasa en las arterias y disminuyan el riesgo de un accidente cardiovascular y la muerte por esa causa, al igual que controlar los rangos de normalidad de la presión arterial y peso corporal, propiciando la eliminación de hábitos no saludables. Para ello, algunas recomendaciones nutricionales:

Reducir los alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol, como frituras, carnes altas en grasas, embutidos y lácteos enteros.

Reducir los alimentos ricos en azúcares refinados y alcohol.

Evitar el consumo de alimentos procesados, por su alto contenido de sodio.

Aumentar el consumo de alimentos ricos en potasio, presentes en el plátano, frutas cítricas como naranjas, kiwis y pomelos, y verduras de hoja verde como la acelga y la espinaca.

Aumentar el consumo de fibra, presente en algunas frutas, como los plátanos, manzana y pera, y vegetales como brócoli, zanahoria y cebolla; avena, legumbres, productos integrales y salvado de trigo.

Consumir alimentos con fitoesteroles, que se pueden encontrar de forma natural en el germen de trigo, frutos secos (nueces y almendras); aceites vegetales como el de soya, maravilla y canola, y semillas como chía, sésamo y lino.

Consumir alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, presentes principalmente en pescados grasos, como atún, sardina, jurel y salmón, y semillas como chía y lino. Además de alimentos ricos en omega 6 y 9, como paltas, sésamo y aceite de oliva respectivamente.

Consumir alimentos con alto contenido de polifenoles, que se encuentra en el cacao y té verde.

Laura Poblete Scheihing
Candidata a Magister en Salud Pública, UNAB
Diplomada en Promoción de la Salud y Calidad de Vida, INTA, Diplomada en Nuevas Tendencias en la Alimentación Saludable, Universidad de Chile
Docente de Nutrición, Universidad de Las Américas

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