En el 2009 se aprobó, durante el primer gobierno Bachelet, una ley verdaderamente épica: Chile Crece Contigo. Este programa ha funcionado razonablemente bien dando ayuda a las madres e hijos por nacer y recién nacidos, en los consultorios primarios. Sin embargo, esta ley iba mucho más allá: Copiemos:

“Artículo 13.- El subsistema “Chile Crece Contigo”, de conformidad con lo que disponga el Reglamento, considerará las múltiples dimensiones que influyen en el desarrollo infantil, otorgando, a iguales condiciones, acceso preferente a las familias beneficiarias de la oferta de servicios públicos, de acuerdo a las necesidades de apoyo al desarrollo de sus hijos, en programas tales como nivelación de estudios; inserción laboral dependiente o independiente; mejoramiento de las viviendas y de las condiciones de habitabilidad; atención de salud mental; dinámica familiar; asistencia judicial; prevención y atención de la violencia intrafamiliar y maltrato infantil.”

“Un Reglamento dictado por el aludido Ministerio de Desarrollo Social y suscrito, además, por los Ministros de Salud y Hacienda, establecerá las características técnicas y metodológicas que deba cumplir este subsistema y las demás normas necesarias para su funcionamiento.”

O sea, ¿qué más podríamos haber pedido, verdad? Aquí estaba el sistema de protección de la infancia en todas sus dimensiones, no solo Senane.
Pero… 8 años y dos gobiernos más tarde, el mencionado Reglamento todavía no se aprueba. ¡8 años más tarde!

¿Ineptitud del ministerio de desarrollo social? ¿Desidia? ¿Decisión por parte de Hacienda de no gastar los recursos que serían necesarios, para gastarlos en otras cositas? ¿Órdenes de La Moneda durante dos presidencias? ¿Todas las anteriores? ¿Alguna de las anteriores? No sé….

Y lo más patético es que el presente gobierno está hoy dictando una batería de nuevas leyes de protección a la infancia, que en rigor no habrían sido necesarias si es que, simplemente, se hubiera decidido hacer efectiva una ley dictada hace 8 años.

Gatopardismo puro. Todo cambia para que nada cambie… Con los niños de chile.

Y siento que a muy poca gente verdaderamente le importa el tema, cambian la conversa rapidito para hablar del último chisme electoral o el panorama para el próximo fin de semana. Somos un país de maltratadores, y esa vendría siendo, en realidad y a la postre, la madre de todas las explicaciones. Así con el gobierno de los niños. La rabia e impotencia me carcomen.

Mario Waissbluth
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