“Antes útil que elocuente, exacta que elegante, minuciosa que generalizada”. José Toribio Medina Zavala nació en Santiago el 21 de octubre de 1852, sus padres fueron José del Pilar Medina y Valderrama, abogado, y Mariana Zavala Almeida, sobrina nieta de Juan Martínez de Rozas. Su infancia trascurrió en distintas regiones, por lo que su educación se dio en diferentes establecimientos llegando a estudiar en el Instituto Nacional de Chile, y luego de joven egresó de la carrera de derecho de la Universidad de Chile.
Gozó de una prolífica carrera diplomática, siendo designado Secretario de la Legación Chilena en Lima en el año 1874, periodo que lo lleva, a viajar constantemente a diferentes países de América y Europa, dando pie al inicio de su labor, la que nunca más se detuvo.
Impulsado por fuertes convicciones personales se introdujo en la bibliografía; probablemente al encontrarse inserto entre dos siglos que progresaban rápidamente en la identificación de fuentes de información, encamina sus intereses en disímiles direcciones, lo que sumado a sus vastos conocimientos como bibliógrafo, historiador, numismático, crítico literario, arqueólogo, etnólogo, entomólogo, geógrafo, paleógrafo, lingüista, impresor, docente, abogado, viajero, entre otros, le garantizan la concreción de cautelosas y metódicas obras, tan variadas como extensas, que lo sitúan como uno de los mayores bibliógrafos de todos los tiempos.
Poseedor de un carácter frío, a veces huraño, no dejó indiferente a quienes le conocieron; directores de bibliotecas, miembros de academias, críticos literarios, botánicos, autores de distintas épocas, se refirieron a él como un individuo meticuloso, sistemático e infatigable, impulsado por un profundo sentimiento latinoamericanista tuvo como objetivo un trabajo en pro de la recuperación de la historia sin dar o restar importancia a los lugares geográficos. Como bien dijera Richard Garnett, encargado de biblioteca del Museo Británico, “tomó un continente entero como provincia suya”.
El trabajo de Medina no siempre fue solitario, pues desde que contrae matrimonio con Mercedes Ibáñez Rondizzoni, encuentra en ella la inspiración y colaboración que transforma y renueva sus energías, algo que queda en evidencia tras años de investigación en algunos, casi, inaccesibles archivos y bibliotecas.
Quizá lo más destacable del trabajo de Medina es su biblioteca personal, la que se encuentra debidamente registrada por su predecesor, Guillermo Feliú Cruz, contabilizando más 12 mil documentos, que incluyen amanuenses y que están reunidos en 483 volúmenes, formando la Biblioteca Americana, fondo bibliográfico del libro antiguo considerado como uno de los más importantes de América Latina, y que se conserva en la Biblioteca Nacional de Chile, tras la donación que hiciera Medina en el año 1925.
Fallece en Santiago el 11 de diciembre de 1930, a la edad de 82 años. Hoy la Biblioteca Municipal de Concepción lleva su nombre en homenaje.
Natalia González Castillo
Bibliotecóloga Documentalista, Máster en Patrimonio Bibliográfico
Universidad Complutense de Madrid.
Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción