Señor Director:
El tradicional Ford Galaxy que habitualmente conduce a la Presidenta Bachelet desde Cerro Castillo al Congreso Nacional, rumbo a su cuenta pública, sufrió una avería que lo dejó en panne a la altura del detenido Reloj de Flores. Los guardaespaldas y escoltas presidenciales hicieron fatigosos esfuerzos para empujar el carro, a duras penas, pues el motor ya no funcionaba.
Un hábil conductor debe reconocer a tiempo los desperfectos y errores que le impiden llegar a destino. Cuando el motor se funde, producto de reformas e innovaciones que se tienen por mejoras y se acometen con impericia y obcecación, alejándose de lo aconsejable, no sólo se deteriora la operación del vehículo, sino que se socavan las posibilidades del mismo equipo para futuras carreras, perdiéndose el apoyo de los fans, patrocinadores y espectadores.
La Presidenta declaró en su cuenta: “El horizonte hacia el que nos movemos está claro”. A veces, a los mecanismos y a los gobiernos se les agota el tiempo y hay que repararlos íntegramente, o tal vez, cambiar el modelo.
Kenneth Ledger Toledo