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Carta al director

Macron y la lección para el “seniority”

Por: Diario Concepción 02 de Junio 2017

Ya ha pasado un mes desde el triunfo del centrista Emmanuel Macron, durante los comicios presidenciales recientemente en Francia. Si bien los primeros titulares se centraron en la derrota de la ultraderecha francesa encabezada por Marine Le Pen, en las últimas semanas ha comenzado a brillar por sí misma la imagen de Macron, y a destacarse lo que en un principio pudo haberse interpretado como una debilidad: su edad, tan sólo 39 años.

Si bien en Francia no existe antecedente alguno sobre un presidente tan joven, durante los últimos años el mundo ha visto como, el paradigma de la edad, ha ido siendo derribado al momento de optar por cargos importantes, no sólo en política, también en otro ámbitos. El año recién pasado por ejemplo, una de las Escuelas de Negocios más importantes del mundo, la de Stanford University, hacía noticia al destacar al profesor Jonathan Levin quien, con sólo 43 años, asumía como Decano de una de las unidades académicas más relevantes, dentro de esta prestigiosa Casa de Estudios Superiores.

En otras áreas la casuística es incluso más impactante, particularmente en los negocios, la informática y las telecomunicaciones. Mark Zuckerberg, por ejemplo, con tan sólo 23 años lanza Facebook en mayo de 2017, mientras que Nathan Blecharczyk, a sus escasos 32 años, es cofundador y Director de Tecnología de Airbnb, la empresa más grande del mundo en colocación de propiedades en arriendo. ¡Casos de jóvenes líderes abundan en el orbe!
En nuestro país también por cierto tenemos ejemplos, particularmente en política, donde algunos señeros parlamentarios y alcaldes han sido reemplazados por nóveles promesas, lo que da cuenta del retroceso que enfrenta hoy el “seniority”—condición bajo la cual personas o entidades con más experiencia, se posicionan por sobre aquellas menos experimentadas—.

No obstante lo anterior, es menester reconocer que la experiencia es importante al momento de asumir cargos de determinada relevancia. El punto es que hoy en día, las “canas” en sí mismas no son suficientes para asegurar, ni el triunfo en una elección, ni un desempeño exitoso. Tampoco se piense que la juventud per se es la panacea; sólo que la sociedad actual está dispuesta a dar mayores espacios a los liderazgos jóvenes, siempre y cuando éstos demuestren tener si bien no la experiencia, sí una apropiada formación (académica y valórica) o talento, además de la energía que hoy demandan los distintos ámbitos de acción de un país: el Congreso, la Universidad, Empresas Públicas y Privadas, etc.

Como lo indiqué hace un par de años en una columna denominada “La política y los bueyes”, en donde hablada de la importancia del trabajo mancomunado entre un buen viejo y uno joven, hoy opino igual respecto del trabajo que pueden realizar profesionales senior con jóvenes trainee. Sin embargo, bien vale esta reflexión para aquellos que buscan perpetuarse en los cargos, pues dado el cambio de paradigma que hoy enfrenta el mundo, queda claro que el “seniority” seguirá perdiendo terreno. Lo acaba de demostrar Macron, lo seguirán haciendo muchos más.

Eric Forcael Durán
Ingeniero Civil, MBA, Ph.D.
Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental
Universidad del Bío Bío

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