Cultura y Espectáculos

La memoria se va desvaneciendo en "Yo no soy de aquí"

Por: Esteban Andaur 06 de Agosto 2017
Fotografía: Diario Concepción

Este corto documental, codirigido por Maite Alberdi y Maite Alberdi , aborda la enfermedad del alzhéimer según la experiencia de una mujer en un hogar de ancianos.

Los ancianos son uno de los sectores más postergados de nuestra sociedad. Pareciera que nadie quiere hacerse cargo de ellos a medida que sobrevienen las enfermedades, las limitaciones físicas, el deterioro mental. Son personas que han sido valiosas para la sociedad durante su período laboral, se han reproducido, han amado y sido amadas a lo largo de sus vidas.

Sin embargo, una vez que empiezan a necesitar la ayuda de los más jóvenes, de alguna forma, interfieren con el ritmo acelerado, frenético, descerebrado del mundo contemporáneo, y es cuando deben ser alejados de nuestro entorno para que el sistema no sufra las consecuencias de la responsabilidad que conlleva el amor.

Josebe, la abuelita que protagoniza el corto documental Yo no soy de aquí (2016), codirigido por la chilena Maite Alberdi y Giedre Zickyte, padece de alzhéimer, evidente mas no diagnosticado de forma oficial. Proveniente del País Vasco, emigró a Chile cuando era muy joven, se enamoró de nuestro país y estableció a su familia en nuestro territorio. Eso es lo que ella revela de sí misma en sus simpáticas e interminables, casi verborreicas, conversaciones con sus compañeros del hogar de ancianos en el que ha vivido durante ocho meses. Pero ella no sabe nada de esto. Asegura que está de vacaciones por unos días y que sus hijos irán a buscarla pronto.

La tragedia en el filme es tangible, obvia, como puede serlo para quienquiera excepto la propia Josebe, quien, de vez en cuando, desconcierta a todos a su alrededor al ponerse a hablar en su lengua natal, el euskera; nadie logra entender lo que dice, pero yo me pregunto si esto será de verdad un acto involuntario de parte de ella. A veces lo hace a propósito para incomodar al resto, pero dudo que así sea siempre.

Me figuro que, quizá, su conciencia yace debajo de su alzhéimer y cuando éste le da un respiro, su lucidez emerge y habla en euskera para tratar de superarse a sí misma, a ver si lo logra esta vez, recordando y ejercitando sus memorias como si fueran músculos, una y otra vez para volver a ser quien era y siempre ha sido, y no dejarse derrotar por el alzhéimer.

Su identidad está en riesgo, y si no fuera por la grata compañía de los demás ancianos del hogar, lo más probable es que no pudiera desempolvar los retazos de su memoria, su idioma, elaborar opiniones políticas. No conoceríamos su personalidad frontal y crítica.

Alberdi y Zickyte encontraron una gran protagonista para su filme, y es tanta la empatía que Josebe genera en el espectador, que uno se pregunta por qué terminó en un hogar. Por cierto que la tratan bien, pero ¿era ése su destino? A veces creo que los hijos y los nietos se dan por vencidos muy deprisa.

En el aspecto técnico, no es un filme que conste casi por entero de primeros planos como La once (2014), por ejemplo. Hay más variedad de planos aquí. Lo que sí se mantiene de ese documental es el tierno y desternillante sentido del humor, la paleta de colores cálida y austera, y el énfasis en la mujer.

Yo no soy de aquí es una película sutil y amena que provoca interrogantes profundas sobre la vejez. ¿Es justo el trato que se le da a los ancianos? ¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿Cuál es la generación que de verdad tiene las cosas confundidas en su cabeza? Todos los abuelos son olvidadizos, y todos relatan sus historias incontables veces. Porque son un tesoro, lo saben y nos exhortan a descubrirlos, en vez de que los dejemos enterrados en el olvido.

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