“Emerge con fuerza imperiosa la hora de dar paso a una quinta República, que reivindique el imperio de la justicia en sus distintas dimensiones”.
Todos conocemos a incapaces amigos y parientes de los gobernantes de turno contratados con millonarios sueldos. “Es que así funciona” fue la mejor explicación encontrada por décadas.
Tales acciones (de violencia) son inaceptables en una democracia. No pueden existir matices, ambigüedades, relativizaciones o complicidad pasiva.
Ahora, más que nunca, constituye una responsabilidad identificar nuestros prejuicios y resguardarnos de la mentira.