Opinión

De mentira y prejuicios

Ahora, más que nunca, constituye una responsabilidad identificar nuestros prejuicios y resguardarnos de la mentira.

Por: Diario Concepción 27 de Noviembre 2019
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, doctor en Derecho

Parece haber una excesiva confianza en la racionalidad del ser humano, cuando ha quedado demostrado que en gran parte sus decisiones se fundan en reacciones emocionales y de conveniencia, fuera del análisis racional. La conducta humana basada sólo en la razón es una fantasía, tanto en el contexto político como en el económico. Además, el ser humano necesita de otros para poder entender su entorno. Estamos condenados a desenvolvernos de manera colectiva para satisfacer nuestras necesidades. Solos somos unos ignorantes, aunque pretendamos saberlo todo o al menos mucho. Yuval Noah Harari refiere: “La gente rara vez es consciente de su ignorancia, porque se encierran en una sala insonorizada de amigos que albergan ideas parecidas y de noticias que se confirman a sí mismas, donde sus creencias se ven reforzadas sin cesar y en pocas ocasiones se cuestionan”.

Cuando vivimos segregados, cuando nos desenvolvemos en los mismos espacios, nos educamos en los mismos lugares, habitamos en los mismos barrios, tendemos a reproducir nuestra forma de interpretar el mundo, reafirmando nuestros prejuicios y creencias, teniendo a todo lo distinto como sospechoso. Aunque sea evidente que algo es falso, resulta ser casi imposible revertir una convicción, ya que los sujetos se van moldeando sobre la base de pensamientos grupales y no por la racionalidad individual. Esto nos permite sentirnos como parte de una colectividad a la que somos leales, evitando las consecuencias de ser considerados disidentes y pensar diferente. Preferimos los mitos que confirman las ficciones a partir de las que hemos sido formados. Vamos creando y recreando amigos y enemigos, para consolidar nuestros dogmas y prejuicios. Así, la proliferación indiscriminada de noticias falsas en las redes sociales, responde a la técnica referida por el nazi Joseph Goebbels de que: “una mentira contada una vez sigue siendo una mentira, pero contada mil veces se convierte en una verdad”.

Esto genera que, sin darnos cuenta, vamos buscando cobijo en los extremos (de derecha e izquierda), al proceder a deshumanizar a quien piensa distinto. Vamos transformando al otro en una caricatura contra la cuál podemos hacer lo que sea por nuestra idealizada y mesiánica causa. Usando incluso el mismo lenguaje del que nos decimos estar en contra, vamos haciendo devenir nuestras justas gestas en absurdas e incluso sangrientas tropelías que llegamos a adornar con ídolos, héroes y máscaras que las hacen pasar por hazañas. Ahora, más que nunca, constituye una responsabilidad identificar nuestros prejuicios y resguardarnos de la mentira.

Etiquetas