Es una oportunidad para enseñar a nuestros niños a identificar la diferencia entre hambre y ganas de comer.
Confunden la dignidad del prójimo y la solidaridad con la concesión de ropa usada, pagando por pomposas cenas benéficas para compartir con algún personaje de moda.
Es hora de actuar con responsabilidad y solidaridad es el momento de sacar lo mejor que tenemos como seres humanos.