Opinión

Combatir la ansiedad en “cuarentena”

Es una oportunidad para enseñar a nuestros niños a identificar la diferencia entre hambre y ganas de comer.

Por: Diario Concepción 01 de Abril 2020
Fotografía: María Cristina Escobar Contreras

Nta. Ma. Cristina Escobar Contreras
Directora (i) Carrera Nutrición y Dietética

Facultad de Medicina UNAB Concepción

Es importante considerar que el apetito y el estado psicológico están muy relacionados. La pandemia que estamos viviendo es un factor muy estresante, lo que sumado al encierro se traduce en muchos casos en angustia, ansiedad e incluso depresión. Lo más probable es que en estos últimos días, quienes tienen hijos hayan escuchado muchas veces durante el día “Mamá/Papá tengo hambre”, y como padres nos cuestionamos si acaban de comer… ¿será realmente hambre?

Este momento podemos considerarlo una oportunidad para enseñar a nuestros niños a identificar la diferencia entre hambre y ganas de comer. Tal como ocurre a los adultos, el encierro, la falta de rutina, la incertidumbre genera en ellos ansiedad, la que termina en muchos casos, siendo atendida con la comida.

¿Qué hacemos entonces? Establecer horarios de alimentación en los niños es muy importante, considerando 4 tiempos de comida: Desayuno, Almuerzo, Once y Cena, además de incluir pequeñas colaciones durante el día, de preferencia de origen natural como frutas, verduras, frutos secos y alimentos que sean de bajo índice glicémico, es decir alimentos que no eleven bruscamente el azúcar en la sangre, promoviendo así la saciedad por más tiempo. Preferir entonces, alimentos con alto aporte de fibra y proteínas.

Preferir consumo de alimentos de temperatura templada, ya que favorecen la saciedad.

Enseñar la importancia de tomarnos el tiempo adecuado para comer, donde no haya distracciones como las pantallas, para que así seamos conscientes de lo que realmente estamos comiendo.

Mantener una adecuada hidratación durante el día, a través de la ingesta de agua, la que también podrá controlar las ansias de comer.

Establecer rutina de ejercicios en familia dentro del hogar, como por ejemplo bailar o hacer pequeñas secuencias de ejercicios como saltar la cuerda.

Planificar la compra de alimentos, anotándolos en una lista y asegurándonos de comprar solo lo que ahí aparece.

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