Resulta urgente que la titularidad de derechos de niños, niñas y adolescentes, se materialice no solo en un cuerpo legal que los reconozca, sino que también, que como sociedad nos tomemos en serio lo que ello significa.
La inclusión de una prohibición constitucional robusta de toda forma de discriminación y de protección a todas las formas de familia, o reconocer derechos sexuales y reproductivos con enfoque de género, cursos de vida e interseccionalidad, son temas que, si bien pueden favorecer mejoras en la vida de muchas personas, tendrán un impacto positivo diferenciado en quienes, por siglos, han sido víctimas de homofobia, lesbofobia, bifobia o transfobia.
El asunto que las emociones no son neutras y en tiempo del sufragio con tanta o mayor fuerza.