La ciencia ciudadana, participativa y colaborativa es una tendencia que llegó para quedarse y que apunta el corazón de las políticas que las universidades tienen para vincularse con las comunidades.
En un mundo donde la competencia es cada vez más alta, la productividad y la eficiencia son clave y la incertidumbre es estructural, la diferencia entre sobrevivir y crecer estará marcada por la capacidad de anticiparse y adaptarse.