Hace 23 años, la Asamblea General de Naciones Unidades proclamó el 3 de diciembre como el día en que se reafirman los derechos de las personas en situación de discapacidad y el compromiso de trabajar por la consecución en la igualdad de oportunidades para todos.
La discusión se puede eternizar sobre estos montos, o el espíritu de la ley, sobre los temores centrales de delegar atribuciones, de debilitar la unidad del país. Elegir un gobernador en medio de ese mar de incertezas ciertamente no contribuye a despejar el horizonte.
Se corre el riesgo de perder de vista las limitaciones impuestas por la realidad, hay un enfrentamiento entre política y economía, cuando es en cambio necesario que ambas concurran.
Sobre el particular hay mucho paño que cortar, razones políticas, que por motivos varios no suelen ser ventiladas, los siempre convincentes razonamientos de orden económico; el ferrocarril produce pérdidas, ergo, hay que desmantelarlo, en perfecta armonía con el pensamiento estrictamente financiero.
Las acciones necesarias para enfrentar esta situación pasan necesariamente por políticas de Estado, a lo menos en tres frentes: impedir la destrucción de bosques, evaluar el impacto de plantaciones de alto consumo de agua y la forestación que contribuya a preservar el recurso hídrico.