Política

Ese libro azul

¿Extinguirá esta idea de tenencia el robusto régimen propietario consagrado por décadas en la legislación chilena? No.

Por: Diario Concepción 25 de Julio 2022
Fotografía: Voltaire Alvarado Peterson

Voltaire Alvarado Peterson
Grupo de Investigación
“Vivienda y Habitar Digno”
FAUG-UdeC

No todo se trata de la propiedad cuando hablamos de vivienda. En 2014, el Banco Interamericano de Desarrollo publicó un estudio que sugería a los países de la región promover el arriendo para evitar una posible burbuja inmobiliaria como la experimentada por Estados Unidos y Europa en 2008. El subsidio al arriendo DS 52 y sus posteriores modificaciones fueron la respuesta desde Chile en 2016. Que la propuesta de Nueva Constitución reconozca la tenencia de vivienda en dignidad como derecho está muy lejos de ser un retroceso normativo. Al contrario, obliga a la ley a construir un marco efectivo contra el hacinamiento, la especulación de los metros cuadrados y las trampas de la proximidad, a veces también llamada plusvalía.

¿Extinguirá esta idea de tenencia el robusto régimen propietario consagrado por décadas en la legislación chilena? No. Basta observar que la propuesta constitucional reconoce a la propiedad como derecho fundamental, entendiendo que el dominio sobre las cosas es soberano dentro de una sociedad racional y de derecho. No es menor la propiedad de la vivienda, toda vez que representa el patrimonio basal de aquellas familias que atraviesan los márgenes de la pobreza, se insertan en la ciudad y participan de una economía que, por lo general, los maltrata, aun cuando sean propietarias. Poblaciones, periferias, chubis, entre otras caracterizaciones abyectas.

¿Seremos entonces una nación de arrendatarios y no de propietarios? Esta frase del ignominioso Francisco Franco y por nuestras tierras muchas veces copiada, no tiene asidero en la tradición chilena de consciencia propietaria. Hay que observar la gigantesca obra de la Caja de la Habitación Popular (1939-1952) para entender que el obstáculo para el acceso a la casa propia nace con la bancarización del mercado hipotecario, hacia mediados de la década del 1970. La Carta Magna en evaluación por estos días busca impulsar un Estado Social de Derecho, muy similar al Estado de Compromiso que originó a la Caja y no poner a la banca privada a la cabeza de un derecho esencial.

Antecedentes, no especulaciones son los que permiten esta ilustración modesta de la amplia tradición habitacional chilena que está recogida en la Nueva Constitución, ese libro azul que está en el hogar de muchas familias por estos días. El mismo hogar cuya dignidad se busca promover y resguardar.

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