El novelista fallecido en Asturias fue militante del PC, estuvo detenido durante la dictadura y apoyó a ex presos políticos en huelga de hambre en agosto de 2015.
En agosto de 2015 un grupo de ex presos políticos de todo el país inició una huelga de hambre por los incumplimientos del gobierno de turno con quienes fueron encarcelados, torturados y, en algunos casos, exiliados del país, durante la dictadura cívico militar.
La Región del Bío Bío no fue la excepción. “En Tomé, como en otros lugares del país, hicimos la huelga por más de 20 días, hasta que algunos dirigentes de los ex presos políticos nos comunicaron que habían llegado a un acuerdo satisfactorio con el gobierno. Lo que no fue efectivo. Al parecer los operadores políticos del Ministerio del Interior habrían engañado o, peor aún, coaptado a algunos dirigentes. Y la huelga terminó con una nueva frustración en la lucha por la justicia”, recordó el escritor tomecino, Darwin Rodríguez, quien participó de ese “recurso extremo”.
Ayer, a propósito del fallecimiento del escritor Luis Sepúlveda (70 años), en Asturias, víctima de la covid-19, Rodríguez recordó el hecho y el apoyo que el difunto novelista entregó a los huelguistas.
“Usted sabe que una huelga de hambre es el último recurso, es la última acción, el último grito de hombres y mujeres, todos mayores de sesenta años, cuyas vidas peligran a cada minuto, y lo único que piden es que se cumpla el compromiso estatal de concederles pensiones dignas, que solventen sus necesidades humanas y los apremios de la ancianidad. Las víctimas de la cárcel y la tortura no están pidiendo una limosna: están reclamando un derecho”, escribió entonces Sepúlveda, en una carta dirigida a la Presidenta, Michelle Bachelet.
El hecho ejemplifica el lado más político del escritor nacido en Ovalle, que durante su adolescencia militó en el PC y, al igual que los huelguistas de 2015, fue detenido y torturado durante los años más duros del régimen de Pinochet.
Su mirada política social también era parte de su obra. El profesor de Literatura, Rodrigo Cabrillana, ejemplificó lo anterior con el libro “Historia de un perro llamado Leal”, donde aborda el tema mapuche. Se trata de un libro que es parte de los contenidos educativos de distintos colegios y liceos.
De hecho, es un aporte que destaca la vicerrectora de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio de la UdeC (Vrim), Claudia Muñoz. “Fue una persona comprometida con la causa ecologista y su obra fue conocida no sólo a través de lo literario, sino también por el cine y documentales. En Chile no fue tan conocida su obra, pero muchos adolescentes lo conocieron porque tuvieron que leer sus libros”, comentó.
Para el escritor, Óscar Sanzana, “es una lamentable pérdida para las letras chilenas. Hemos perdido un narrador extraordinario, capaz de describir la luminosa humanidad que reside hasta en los actos más cotidianos. Admiraré siempre, además, su consecuencia y compromiso social, su capacidad de regalarnos enseñanzas y sorprendernos con la belleza de las cosas simples”.
Cabrillana complementó: “Recuerdo que alguna vez tuve una larga conversación con un ciudadano francés sobre música y libros. Él creía que el mejor escritor chileno era Sepúlveda. Claro, era muy leído en Europa. Él, además de ser un escritor con una pluma sencilla y haber sido best seller, hecho por el cual muchos de sus pares no lo querían mucho, cumplió a cabalidad eso de que ‘nadie es profeta en su tierra’”.