La dimisión del gremialista no sólo repercute en el gabinete regional, sino también en los planes de su partido con miras a la elección municipal del próximo año.
La renuncia de Emilio Armstrog como seremi de Vivienda, que hace días rondaba como trascendido en las huestes políticas del Bío Bío, es más que el alejamiento de una autoridad en ejercicio de su cargo.
La decisión del arquitecto complica no sólo el engranaje del futuro gabinete regional (con RN solicitando más espacios y la UDI pidiendo mantener el cupo), sino también los planes del gremialismo con miras a la elección del próximo año. Armstrong era (¿es?) una de las cartas para pelear la alcaldía de Concepción.
Ayer, flanqueado por buena parte del gabinete (todos militantes UDI), el presidente de su partido y dirigentes vecinales afines, Armstrong confirmó su decisión de dar un paso al costado. Aludió a un tema personal, específicamente, al estado de salud de su pequeña hija sometida recientemente a una intervención quirúrgica y que en la actualidad se encuentra, junto a su esposa, en Estados Unidos, siguiendo un complejo tratamiento de recuperación que se extenderá por alrededor de ocho meses.
Durante la semana, se especuló con una mala evaluación de su gestión desde el ministerio del Interior, pero también desde el Gobierno Regional. Se criticaba su “liderazgo personalista”, donde no se destacaba la obra de la actual administración y tampoco había consideraciones con los parlamentarios del sector (en su despedida agradeció el apoyo de los legisladores, de forma transversal). Parecía, entonces, una salida conveniente para ambas partes. Sin embargo, Armstrong desestimó los trascendidos e insistió que deseaba estar más cerca de su familia.
Fuentes del oficialismo, confirmaron todo lo anterior. Es decir, las criticas a su gestión existen, pero no fueron las que detonaron su salida. De hecho, hubo intentos para que el arquitecto se quedara, gestión que llevó adelante sin éxito la senadora, Jacqueline van Rysselberghe.
Consultado por su conversación con la congresista y timonel nacional de la UDI, Armstrong dijo que “me planteó que estábamos haciendo un excelente trabajo y entendía que, como cualquier persona, uno prioriza a la familia y que la política tienen muchas vueltas”.
El arquitecto dijo que era natural que su nombre surgiera como eventual carta al municipio de Concepción, considerando que ya compitió en 2012, obteniendo una aceptable votación (al año siguiente fue candidato a consejero regional y obtuvo la votación más alta del distrito). No descartó volver “al servicio público” y, eventualmente, ser candidato a la alcaldía de Concepción.
“Me voy a enfocar a estos ocho meses, que es lo que va durar el proceso de recuperación (de mi hija) según nos han transmitido los médicos, y si Dios me da la oportunidad de volver con mi familia y emprender otros vuelos, no lo tengo para nada descartado. Ustedes saben que tengo vocación de servicio público. Tengo muchos sueños para la Región del Bío Bío, para la ciudad de Concepción y desde el lugar que pueda aportar lo voy a hacer”, manifestó.
La gran interrogante que surge ahora es quien ocupará el puesto del arquitecto. Uno de los nombres que correría con ventaja es James Argo, actual seremi de Bienes Nacionales.
Argo, al igual que Armstrong, es muy cercano a la senadora Van Rysselberghe y también ha sido mencionado como eventual carta al municipio (ya fue candidato a concejal, aunque sin éxito).
El actual seremi de Bienes Nacionales, que goza de una buena evaluación, es la carta que impulsa la senadora. Lo más probable, es que el nombre del titular de Vivienda se defina en Santiago y no estará antes del jueves 4 de abril, último día en que Armstrong pise las dependencias de la seremi en Concepción.