La otrora aspirante a La Moneda y timonel de la DC asegura que la reflexión de los partidos está primero. Por lo menos antes de la eventual conformación de un bloque que contrapese a Piñera.
La presentación del Congreso Futuro en Concepción trajo a Carolina Goic al Bío Bío. Pero no solo eso. La senadora de la DC por Magallanes cuenta que está aprovechando estas instancias de viaje para agradecer a lo largo de Chile a quienes ayudaron en su campaña presidencial. La misma que no rindió los frutos esperados y aceleró un duro debate ideológico al interior del falangismo.
Dicho proceso de reflexión, para Goic, es central y previo a cualquier otra determinación a nivel de partido. En efecto, recalca, no se puede delinear la conformación de un nuevo bloque de oposición si aún no se define “qué partido queremos ofrecerle a ciudadanía”.
En ese camino espera jugar un rol protagónico, particularmente en el fortalecimiento de cuadros jóvenes desde el territorio y con énfasis en su senatoría, por la cual irá a la reelección.
Un nuevo intento por La Moneda, hoy, parece lejano.
– Su candidatura planteaba el objetivo de robustecer la identidad política demócrata cristiana. ¿Está de acuerdo en que eso, al parecer, no se consigue?
– Ese es el desafío. La tesis política que sostuvimos desde un principio quedó demostrada en los datos y lo que vimos en segunda vuelta. Si Chile Vamos ganó con una amplia diferencia fue porque se polarizó la elección, porque dejamos de representar a un universo importante de electores que querían cambios con gradualidad y acuerdos. Es un espacio que naturalmente debería representar la DC.
– ¿Por qué no sucede y la derecha captura el centro político?
– Nosotros tomamos una decisión y faltó convicción y disciplina para ser coherentes. La DC tiene un desafío y ese desafío parte de consolidarse en sí, definir su ruta, su propio proyecto, no viviendo de las glorias de antaño. Nos sentimos muy orgullosos de la reforma agraria, Frei Montalva, pero esas no son las respuestas que necesitamos para el mundo del ahora. Hoy no solo la DC enfrenta una crisis profunda, el sistema de representación en general, y pareciera que queremos responder con las mismas recetas de siempre. Uno ve un partido, a veces, desconectado absolutamente. Cuando la discusión son los movimientos sociales, las causas, mirar hacia adelante, vemos un partido que ha estado entrampado en debates internos sobre el Tribunal Supremo.
– En el trabajo interno de la DC, ¿hay espacio para los desleales que usted indicó tras la primera vuelta?
– Esa es la experiencia que ha tenido la DC con todas sus candidaturas presidenciales. No es distinto lo que me sucedió a mí con lo que le pasó a Claudio Orrego, Soledad Alvear o Andrés Zaldívar, si miramos para atrás, y eso requiere una autocrítica muy profunda como partido. Mi candidatura fue una decisión colectiva, unánime, y cuando tú miras el resultado de la elección no se condice. Ahí me parece que hay ciertas conductas básicas en un colectivo que tienen que ver con disciplina interna, tomar una decisión e implementarla. Yo vi en terreno a mucha gente que salía orgullosa a decir “soy DC” y que se sentía orgullosa de una apuesta propia, pero eso no estuvo en todas las candidaturas, sino habríamos tenido un resultado distinto. O cómo copamos páginas en los diarios y en el debate nacional respecto de si sosteníamos o no la candidatura. Difícilmente nos íbamos a instalar como una candidatura viable si internamente no la proyectábamos así.
– La conferencia de prensa de la disidencia de la DC, al día siguiente de la primera vuelta y con Ricardo Rincón en primera línea, ¿lo sintió como un golpe bajo?
– Yo estoy muy tranquila con lo que hice en la conducción del partido y la candidatura. Sentamos un piso respecto de la importancia de la ética en la política. Si un partido quiere repensar a la ciudadanía tiene que estar dispuesto a hacer cambios revolucionarios y esos cambios parten por las dinámicas internas. Si no tienes un piso mínimo respecto del estándar ético, de transparencia, garantías de probidad, difícilmente vas a ser una opción válida para la ciudadanía y yo espero que eso se mantenga en las próximas conducciones del partido. En caso contrario, perderemos credibilidad frente a la ciudadanía.
– La Democracia Cristiana lleva sus debates internos a la escena pública. La guerra de tuits tras la salida de “Progresismo en progreso” es muestra de aquello.
– Hay muchos que utilizaron la candidatura para levantar esa posibilidad de irse a la derecha y eso está representado en “Progresismo con progreso”. Hoy “Progresismo con progreso” no son militantes. Ahí repito: para mí todos son importantes y siempre es un dolor que alguien se vaya, pero es una decisión que tomaron. La decisión resta para los que siguen en el partido, si se hace frente a los desafíos futuros. Si seguimos con las mismas lógicas no vamos a obtener resultados distintos y los resultados, hasta el día de hoy, son una pérdida sucesiva e importante de votos, que si continúa nos condena a ser cada vez más irrelevantes.
– ¿A qué atribuye este gran quiebre de la DC?
– No lo voy a personalizar. La decisión es encabezar algo, creerlo y estar dispuestos a asumirlo, no en función de otros sino en función del espacio que queremos ocupar y ahí los resultados indican que lo que tiene que hacer hoy el partido, si quiere salir adelante de esta crisis, es generar su propio proyecto y después conversar con otros. No hay que olvidar que la decisión que tomamos fue a causa de requisitos básicos que finalmente no se cumplieron. Que tuviéramos un acuerdo programático común, la disposición a generar un acuerdo parlamentario. El planteamiento tras la bajada de Ricardo Lagos de generar una primaria que fuera “todos contra la DC” no se condice cuando tú quieres ser coalición.
Un nuevo bloque para la centro izquierda
Carolina Goic fue una de las primeras en sostener que la Nueva Mayoría había dejado de existir, incluso antes de la elección presidencial de noviembre. Hoy lo subraya. “La Nueva Mayoría, como proyecto político, terminó, fracasó, no logró pasar a ser coalición. La diferencia respecto de lo que fue la Concertación, fue entender que en la diversidad estaba la riqueza, no en ganar espacio a costa de otros”.
– ¿Hay incentivos para volver a reunirse o se optará por un nuevo camino propio, ahora desde la oposición?
– Hay que atreverse a actuar como partido, en forma individual, en lo que he llamado una oposición propositiva. Significa ser vigilantes en temas en los que no estamos de acuerdo, donde no queremos perder avances. Ahí en términos de ser oposición, sí hay algo que puedo rescatar de nuestra candidatura, que hay temas que tomó Piñera y no es casual, porque transversalmente se reconoció la solidez y la seriedad de nuestra propuesta programática.
– ¿Se puede repetir la Nueva Mayoría?
– Este llamado a juntarse desde el Frente Amplio hasta la DC no es la vía, menos si además no hacemos previamente ninguna autocrítica, si más bien aparece un “todos contra”. El “todos contra Piñera” no resultó en la elección. Yo no veo ahí, a la DC, en un acuerdo que se genere en esa lógica.
Además, tenemos puntos de divergencia con el Frente Amplio y hay que explicitarlos sin vergüenza, porque tiene que ver con nuestra identidad. Ojalá la definición no sea “en contra de”, sino por lo que representa hoy la DC.
– ¿Hay acercamientos concretos con el PPD y los radicales como se ha conocido?
– En eso yo insisto que, lo primero, en el caso de la DC, es mirarse hacia dentro, tomar definiciones respecto a si estamos dispuestos a liderar un proyecto político. Hoy hablamos del centro político, de gente que quiere cambios, que quiere enfrentar abusos, pero quiere hacerlo con diálogo. Primero la DC tiene que mirarse a sí misma, aprender lecciones, después de eso podrá sentarse a conversar con otros.
– ¿Cómo ve los liderazgos de Provoste y Huenchumilla? Algunos los sitúan como las nuevas fuerzas progresistas dentro de la Democracia Cristiana.
– Ambos fueron exitosos en su Región y yo creo que el liderazgo se prueba en la capacidad de actuar colectivamente.
– ¿Ve a personeros DC en el Gobierno de Piñera?
– No, nosotros somos oposición, ese es el lugar donde nos puso la ciudadanía. Algunos han tratado de generar un espejismo que no es tal. Somos oposición.