Política

Indignación selectiva: las tragedias que no queremos condenar

Por: Diario Concepción 22 de Octubre 2017
Fotografía: Archivo

Constanza Fernández Danceanu
Abogada y Analista Internacional
Directora de Ciencias Políticas y Administración Pública
Universidad San Sebastián

Más de 300 muertos y otros tantos heridos graves dejó el ataque terrorista más letal de la historia de Somalia. Un camión cargado de explosivos detonó el pasado 14 de octubre en Mogadiscio, la capital del país africano. Más de 600 víctimas. Y no fue portada de los grandes diarios. Nadie puso la bandera somalí en su perfil de Facebook. No se creó un hashtag para expresar solidaridad con los heridos y las familias de quienes perdieron sus vidas.

En Birmania hoy –en pleno siglo XXI– se está viviendo lo que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha definido como un “clásico ejemplo de limpieza étnica”. Desde el pasado 25 de agosto comenzó una represión militar por parte del ejército y de la policía birmanos, país de mayoría budista, sobre los musulmanes rohinyás, al noroeste del país. Se ha producido un éxodo masivo a la nación vecina, Bangladesh. Miles han muerto durante la fuga, mientras que los que han logrado sobrevivir pudieron contar cómo sus aldeas fueron quemadas, las mujeres violadas y miles de personas ejecutadas. La ONU asegura que el número de refugiados rohinyás que han llegado desde Birmania a Bangladesh en menos de dos meses ya alcanza los 582.000.

Por otra parte, el pasado martes 17 de octubre cerca de 80 personas resultaron muertas y alrededor de 200 heridas tras tres ataques casi simultáneos y coordinados, efectuados contra fuerzas de seguridad afganas por los talibanes, quienes hicieron explotar vehículos cargados de explosivos y finalizaron el atentado con tiroteos. El inspector general especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) –cargo creado por el Congreso de Estados Unidos– sostiene que entre enero y noviembre de 2016 al menos 6.785 miembros de las fuerzas de seguridad afganas murieron y otros 11.777 resultaron heridos. Además, la ONU estima que las víctimas civiles en los primeros nueve meses de este año han sido de 2.640 muertos y 5.379 heridos.

Mientras tanto en occidente…

Mientras muchos en oriente no saben si lograrán sobrevivir, en occidente estamos mirándonos el ombligo. Los nacionalismos nos tienen tan ocupados que ni nos enteramos de la destrucción que se vive a diario ‘por allá lejos’.

Cataluña declaró su independencia y luego la suspendió para dar espacio al diálogo con el gobierno central español, buscando en realidad ganar tiempo para conseguir al menos algunos reconocimientos internacionales.

Austria, siguiendo los pasos que tan recientemente vimos en Alemania con Alternativa para Alemania (AfD) y Francia con el Frente Nacional (FN), eligió como tercera mayoría en sus elecciones legislativas del pasado 15 de octubre al Partido de la Libertad (FPÖ), unión de ultraderecha fundada por ex-nazis, quienes estuvieron solo a un 0,9% de ser la segunda. Surgió así la posibilidad de que estos formen una coalición de gobierno con el conservador Partido Popular Austríaco (ÖVP), que obtuvo la primera mayoría, y que designará a Sebastian Kurz como canciller, quien se convertirá en el jefe de gobierno más joven del mundo.

Estados Unidos e Israel anunciaron su retiro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Los altercados comenzaron en 2011 cuando el organismo votó a favor de aceptar a la Autoridad Palestina como Estado miembro, desestimando las objeciones de Estados Unidos e Israel, conflicto que se acentuó cuando en mayo de este año la Unesco aprobó una resolución que clasificó a Israel como una “potencia ocupante”.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, señaló que la decisión de Estados Unidos fue “valiente y moral”, mientras que el ministro de Defensa del mismo país, Avigdor Lieberman, calificó a la Unesco como una “organización irrelevante”. Cabe destacar que esta reacción no es nueva. Durante la época de la Guerra Fría Ronald Reagan decidió retirarse de la organización, señalando que existía una inclinación ideológica hacia la Unión Soviética y contra Occidente. George W. Bush en 2002 reincorporó a su país a la organización, diciendo que esta eliminó algunos de sus más virulentos prejuicios antioccidentales y anti-israelíes. Veremos si el sucesor de Trump da pie atrás a esta acción, típica de un mal jugador que deja el juego porque no le gustan todas las reglas.

El ensordecedor silencio

Al ver estas cifras compiladas –que son solo un pequeño recuento de las tragedias que se están viviendo en el mundo– evidentemente tenemos que condenar a los responsables. Terroristas y gobiernos por igual. Pero desde este lado del mundo, en vez de preocuparnos por nosotros y solo por nosotros, creo que lo que más debemos condenar es el silencio. El ensordecedor silencio de occidente. Esas palabras que se han callado. Esa responsabilidad colectiva que tenemos por indignarnos selectivamente. Porque la tragedia nos duele solo cuando pasa en París, Bruselas, Londres o Las Vegas.

La revolución industrial, aquella que permitió que occidente forjara su economía, fue la que frenó el avance de oriente. En el este hoy hay subdesarrollo porque la riqueza se la llevó el oeste. Europa y Estados Unidos deberían estar devolviendo la mano y no haciendo oídos sordos, buscando aún más beneficios propios.

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