En una sociedad que envejece, la educación a lo largo de la vida dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad. Aún cuesta reconocer que las personas mayores no solo pueden, sino que desean seguir aprendiendo, movidas por la curiosidad, la experiencia y el deseo de mantenerse activas y vinculadas a su comunidad. Aquí la geragogía, ciencia que estudia los procesos de enseñanza y aprendizaje en la vejez, se convierte en una herramienta clave para promover el envejecimiento saludable, el bienestar y la dignidad.
Desde una perspectiva teórica, la geragogía se diferencia de la pedagogía tradicional destinada a los adultos en que reconoce a la persona mayor como sujeto de derechos y no como receptor pasivo de conocimientos. Este enfoque plantea que todo proceso de aprendizaje debe surgir del diálogo, la experiencia y la reciprocidad. Así, enseñar y aprender con personas mayores implica co-construir saberes, integrando tradiciones, costumbres locales y experiencias vitales en una relación de respeto y horizontalidad.
Aplicar la geragogía con enfoque de derechos supone transformar la manera en que, entre otros, educadores, profesionales de la salud y agentes comunitarios se relacionan con las personas mayores. Implica reconocer su voz, validar sus conocimientos y construir espacios donde se valore su experiencia. En la práctica esto significa un intercambio donde el aprendizaje se vuelve bidireccional: los profesionales aprenden tanto como enseñan, y el saber local se integra con el conocimiento técnico.
Desde el Centro Interdisciplinar de Investigación en Educación y Desarrollo (CIEDE-UCSC), hemos comprobado que esta forma de enseñar y aprender tiene un impacto profundo. En proyectos comunitarios, círculos de lectura y talleres intergeneracionales, la participación activa de las personas mayores ha permitido revitalizar sus comunidades, fortalecer vínculos sociales y abrir espacios de inclusión.
Hoy, más que nunca, la geragogía nos invita a repensar la educación como un proceso colectivo que acompaña todo el curso vital. Formar a profesionales y agentes comunitarios con esta mirada es una tarea urgente si queremos sociedades más justas, empáticas y solidarias. Porque aprender junto a las personas mayores no solo amplía conocimientos: enriquece nuestra humanidad.
Dra. Claudia Troncoso Pantoja
CIEDE UCSC