Dra. Paulina Astroza Suárez
Directora Centro de Estudios Europeos
Universidad de Concepción

En la recta final de la campaña presidencial y parlamentaria 2025, ya podemos evaluar las distintas campañas políticas de las muy numerosas candidaturas presidenciales y parlamentarias. Cuando ya no vemos los logos de los partidos políticos, las banderas nacionales son izadas por todos y los eslóganes no se diferencia de una campaña de una empresa de seguridad, un banco o una multitienda. ¿Cómo captarán los ansiados votos los candidatos para llevarse aquella porción de poder tan ambicionada?

Me pongo en los zapatos de las mentes pensantes de las campañas y me cuesta pensar en cómo realizar una campaña sin caer en populismo, pero convocado a los electores. Cuando hablo de populismo no me refiero a la errada -y muy divulgada asimilación a demagogia- sino a aquel concepto que en la Academia lo vincula con la separación de la sociedad entre una “élite corrupta” y un “pueblo virtuoso o iluminado”. Si la idea es representar a ese pueblo, habrá que ver cuáles son sus prioridades y demandas.

Según la encuesta CEP Nº95, los problemas que debería solucionar el gobierno son “delincuencia, asaltos, robos” (61 pts), “salud” (38 pts) y “empleo” (26 pts). Temas que en la campaña anterior estaban mucho más altos en las necesidades declaras por la gente como el “medio ambiente” (4 pts) o los “derechos humanos” (3 pts), hoy están en la parte baja de la escala.

¿Cómo hacer frente a esta realidad sin asignar valores negativos a unos (enemigos/élite corrupta) y bondad a otros (nosotros/pueblo)? La tentación es mucha, más aún cuando las rr.ss y el poco tiempo que la frenética vida nos da para leer sesudas propuestas – por muy buenas que sean- no atraen votos.

Mejor el reel, el video, el mensaje estruendoso y la promesa irrealizable. Este círculo vicioso nos lleva a un empobrecimiento de la Política (con mayúscula) y del debate cívico. Líneas rojas se cruzaron en esta campaña.

El cerco está cada día más lejos y la idea de un Chile al 2050 se transforma en una utopía que pocos piensan. Por eso valoro el esfuerzo realizado por la Fundación Congreso Futuro y la iniciativa “Proyecta Chile 2025”. Tuve el gran honor de ser invitada a ser parte de los 2.000 expertos de diversas áreas que nos juntamos a pensar ese Chile que queremos. El “relato”, le llaman. La “visión”, prefiero decirle.

El texto se le entregó a todas las candidaturas. Ojalá que lo lean y saquen de ahí las ideas que no vemos en los programas o franja electoral.