Alejandro Mihovilovich Gratz
Investigador Histórico
La historia política chilena de fines del siglo XIX y comienzos del XX está marcada por personalidades que, con visión y firmeza, intentaron dar voz a las clases populares en un sistema político dominado por las élites. Entre ellas destaca Malaquías Concha Ortiz, abogado, escritor y político nacido en Villa Alegre el 5 de abril de 1859, cuya vida estuvo signada por la lucha por la democratización y la justicia social.
Formado en Talca y más tarde en la Universidad de Chile, donde obtuvo el título de abogado en 1880, Concha Ortiz se destacó pronto por su compromiso con la educación y la participación ciudadana. Sus primeras inclinaciones políticas lo llevaron a militar en el Partido Radical, pero pronto se alejó de él al constatar que no respondía de manera suficiente a las demandas de los trabajadores y sectores más modestos de la sociedad. Esta convicción lo condujo a fundar en 1887 el Partido Democrático, organización pionera en levantar banderas como el sufragio universal, la educación laica y gratuita, y la defensa de los derechos de los obreros.
Su vida política no estuvo exenta de sacrificios. Durante la Guerra Civil de 1891 apoyó al presidente José Manuel Balmaceda, lo que le costó persecuciones, encarcelamientos y la pérdida de bienes. Sin embargo, lejos de amedrentarse, este episodio reforzó su compromiso con los valores democráticos y con la necesidad de un Estado que garantizara derechos a todos los ciudadanos, sin distinción de clase.
A lo largo de su trayectoria parlamentaria, fue varias veces diputado por distintas circunscripciones, representando tanto a Concepción como a Temuco y otras zonas del sur. En 1918 llegó al Senado por Concepción, donde continuó defendiendo con vigor sus ideales. Además, durante el gobierno de Juan Luis Sanfuentes asumió como ministro de Industria y Obras Públicas, desde donde impulsó medidas orientadas al desarrollo y la modernización del país.
Pero Malaquías Concha Ortiz no solo fue un político; también fue un intelectual preocupado por la formación cívica y la difusión de ideas. Su Cartilla de Educación Cívica se convirtió en texto oficial para la enseñanza primaria, contribuyendo a despertar en generaciones de estudiantes un sentido de ciudadanía. Asimismo, sus escritos en prensa y sus obras como el Tratado de Economía Política Experimental revelan a un pensador atento a los problemas de su tiempo y convencido del poder de la educación para transformar la sociedad. Es así cono se convirtió en un gran promotor en el Congreso, por el surgimiento de la Universidad de Concepción, en 1918.
Falleció en Santiago el 5 de agosto de 1921, dejando tras de sí un legado de lucha por los más desposeídos y una huella profunda en la historia del pensamiento democrático chileno. Su vida es testimonio de que la política, cuando se ejerce con convicción y principios, puede ser un instrumento para ampliar derechos y construir una nación más justa.