Mari Alarcón Riveros
Directora del Departamento de Salud Pública UCSC
El Censo del año 2024 confirmó una tendencia clara: Chile envejece. Hoy, un 14 % de la población tiene más de 65 años y en regiones como el Biobío la cifra llega a 14,7 %. Este dato no es solo estadístico, es un llamado urgente a repensar políticas y prioridades.
La Organización Mundial de la Salud situó este desafío en la agenda con el Decenio de Envejecimiento Saludable (2021-2030). Su mensaje es contundente: no basta con vivir más, lo esencial es vivir bien. Para ello propone cuatro ejes de acción.
El primero es combatir el edadismo. Las personas mayores siguen enfrentando estereotipos que las consideran dependientes o improductivas. Esta discriminación limita su acceso a salud, oportunidades y participación social. Erradicarla exige transformar miradas y actitudes, apoyadas en medidas legales y educativas.
El segundo eje es crear entornos favorables. Comunidades y ciudades deben adaptarse para que las personas mayores se muevan con seguridad, accedan a espacios inclusivos y participen activamente. No se trata solo de infraestructura, sino de cohesión social.
El tercero impulsa una atención integrada y centrada en la persona. Nuestro sistema de salud aún funciona de forma fragmentada y no siempre responde a la complejidad de la vejez. Avanzar hacia servicios coordinados, con énfasis en derechos y autonomía, es un desafío pendiente.
El cuarto apunta a cuidados de largo plazo dignos y sostenibles, que no recaigan solo en las familias —y especialmente en las mujeres—, sino que se asuman como responsabilidad social compartida.
En sintonía con este desafío, el Papa León XIV, en su mensaje para la V Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos, recordó que la vejez no es un tiempo de pérdida, sino de esperanza y bendición, y que los mayores son portadores de memoria y testigos de esperanza para las nuevas generaciones, invitando a derribar muros de indiferencia y soledad mediante redes de apoyo y gratitud.
Octubre, mes de las personas mayores, invita a dejar de observar el envejecimiento como problema y reconocerlo como logro colectivo. Alcanzar más años de vida refleja avances sociales, científicos y sanitarios. El reto ahora es que esos años se vivan con salud, independencia y sentido.
No bastan buenas intenciones: se requieren compromisos concretos que pongan al centro a las personas mayores. Hablar de envejecimiento saludable no es hablar del futuro, sino del presente de millones de chilenos y chilenas.