El suicidio en adolescentes se ha convertido en una de las grandes preocupaciones a nivel mundial, siendo un fenómeno ampliamente estudiado y que ha requerido la implementación de diversas medidas a nivel nacional.
En Chile, según datos de Unicef reportados en el Sitan 2025, la tasa de suicidios en la población general durante 2024 fue de 10,7 por cada cien mil habitantes. En el grupo de adolescentes entre 15 y 19 años, la tasa alcanzó 6,6, con variaciones según la región. En el Biobío, por ejemplo, la cifra supera el promedio nacional, llegando a 11,5 en la población general y a 7,3 en adolescentes.
En este escenario, resulta imperativo que nos involucremos activamente desde los diversos roles que desempeñamos. Entonces ¿cómo podemos prevenir el suicidio en adolescentes?
Cuando entendemos el riesgo de suicidio como un profundo dolor e intenso sufrimiento, podemos conectar y empatizar de forma genuina con quien lo vive, comprendiendo que la prevención no es sólo tarea de especialistas, sino que requiere un esfuerzo colectivo, donde la familia, los espacios escolares y la comunidad, adquieren un importante valor en la detección y el abordaje.
Contar con información sobre el fenómeno del suicidio, desmitificarlo y reconocer algunas señales, son elementos fundamentales para brindar apoyo a quienes lo requieran. Contar con espacios seguros para conversar sobre sus preocupaciones, sobre intereses, conflictos y tensiones, observando cambios en su comportamiento en los diversos contextos en que se desenvuelven y estar disponibles. La escucha empática, sin juzgar, de manera cariñosa y comprensiva son fundamentales para aperturar lo que les aflige y orientar el apoyo adecuado. Hablar de suicidio no lo provoca, por eso debemos hablar sin miedo, ya que el riesgo está en el silencio y en la sensación de soledad.
Cuando se tiene sospecha de riesgo o se detectan señales evidentes, debemos acompañar al adolescente en la búsqueda de apoyo profesional, ya que ese paso suele ser muy difícil de dar, es por eso que debemos mantenernos a su lado durante el proceso, asegurando la atención en salud e incluir a quienes pueden ser un apoyo durante ese camino.
Es así, como todos tenemos un papel importante en la prevención del suicidio, haciéndonos parte transversalmente con responsabilidad para asegurar que los y las adolescentes se desarrollen de forma sana y velando siempre por su bienestar.
Tamara Cumsille Manríquez
Coordinadora Técnica de la Línea de Tratamiento del Consumo Problemático de Drogas y Alcohol-Fundación Tierra de Esperanza