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Opinión

80 años de Naciones Unidas, punto de inflexión

No obstante, sus limitaciones, la ONU ha dejado una huella profunda en la historia. La labor del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) ha protegido a millones de personas desplazadas por guerras y persecuciones en distintos continentes.

Por: Diario Concepción 27 de Septiembre 2025
Fotografía: Cedida

Catalina Agurto Bustamante
Ayudante del Centro de Estudios Europeos

Bruce Ackerman habla de los “momentos constitucionales” como aquellos periodos de intensa deliberación y cambio, que redefinen las bases de un orden constitucional-político. Algo similar ocurrió en el plano internacional tras la segunda guerra mundial que redefinió la estructura en cómo se relacionan los Estados, al crearse por acuerdo de los mismos actores protagonistas de tal conflicto bélico la Organización de Naciones Unidas, con un propósito muy claro: mantener la paz, la seguridad internacional, promover la cooperación entre países y garantizar los derechos humanos.

Hoy a casi 80 años de ese hito nos encontramos en un verdadero punto de inflexión o “momento internacional”. Los principios que inspiraron a la ONU se ven cuestionados por conflictos persistentes en Ucrania, Palestina, Sudán o Yemen, mientras su órgano jurídicamente más relevante, el Consejo de Seguridad, permanece paralizado por los vetos de los miembros permanentes.
No obstante, sus limitaciones, la ONU ha dejado una huella profunda en la historia. La labor del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) ha protegido a millones de personas desplazadas por guerras y persecuciones en distintos continentes; los cascos azules han desplegado misiones de paz, protegiendo civiles y efectuando ayuda humanitaria evitando el recrudecimiento de conflictos armados; el Programa Mundial de Alimentos (PMA) continúa siendo la mayor organización humanitaria contra el hambre, alimentando a millones de personas en zonas de guerra.

A ello se suma la promoción de los derechos humanos a través de pactos y convenciones internacionales que han fijado estándares mínimos para la comunidad global.

Como dijo Dag Hammarskjöld ex secretario general de la ONU “las Naciones Unidas no fueron creadas para llevarnos al cielo, sino para salvarnos del infierno”. Esa frase sigue vigente más que nunca.

Por eso, este aniversario no debería ser solo conmemorativo, sino una oportunidad para repensar a la ONU. El mundo académico, la sociedad civil y, sobre todo, los Estados miembros deben impulsar una reforma profunda que haga de la organización una institución más ágil, eficaz y resiliente, en especial respecto del Consejo de Seguridad.

En un mundo cada vez más polarizado, reafirmar el valor del multilateralismo no es un lujo, sino una necesidad. Es la única dirección posible.

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