Sin embargo, esto requiere de un trabajo en red e integral, que involucre a todas y todos los actores sociales, y de líderes responsables.
Noelia Toledo Cares
Colectiva Justicia en Derechos Humanos
Es año de elecciones municipales y con las primarias ya inscritas, comienzan las campañas basadas en una mejor calidad de vida y en la urgencia de dar solución a los problemas que nos aquejan. Esto no es nuevo, las y los representantes políticos han elaborado históricamente estos discursos, pero ¿cuánto de esto se pone en práctica en el ejercicio político cotidiano?¿Entendemos realmente la importancia de la representación popular y de los gobiernos locales?
Conocer las diversas realidades de nuestro país es fundamental para una representación efectiva. También lo es reconocer que los gobiernos locales son la clave para abordar los anhelados cambios, pues deben estar en directo contacto con las urgencias ciudadanas. Sin embargo, esto requiere de un trabajo en red e integral, que involucre a todas y todos los actores sociales, y de líderes responsables, que pongan en práctica la idea del trabajo “transparente y en terreno”.
Porque lo cierto es que, sin una labor centrada en vivir y experimentar las problemáticas locales, y sin mantener a los municipios trabajando directamente con la comunidad para impregnarse de la cotidianidad de los barrios, entonces un trabajo político que permita ocuparse y avanzar, tal como se pretende desde lo discursivo, no es posible.
No lo es porque mientras no se trabaje desde la presencia, transparencia y colaboración, entonces se continuarán abordando las necesidades colectivas desde una perspectiva retórica y no desde la acción. Y ese es uno de los principales problemas de la política: interpelar desde el discurso, mas no desde la experiencia y la labor colectiva.
Es parte de nuestro rol ciudadano, exigir a quienes buscan disputar la representación popular y local el próximo 9 de junio en elecciones primarias y el 27 de octubre en elecciones generales municipales, un quehacer político basado en la responsabilidad y la experiencia necesaria para avanzar hacia mejoras tangibles. Para que así, desde los gobiernos locales, donde comienza el verdadero trabajo por la ciudadanía, se apliquen todos los esfuerzos y se avance con compromiso por hacer política real, orientada hacia entornos más justos para todas y todos.