Dr. Francisco Gatica Neira
Economista Observatorio Corbiobío
Académico UBB
El Banco Central ha dado señales claras de reducción de la Tasa de Política Monetaria (TPM), para estimular el consumo, la inversión y el crecimiento.
En el 2023 tuvimos una reducción en la velocidad de colocación de créditos de consumo, comerciales e hipotecarios, donde más rápido se sintió el ajuste.
Si vemos las primeras estimaciones de la mayoría de los analistas, a fines del 2022 se proyectaba una contracción económica más fuerte para Chile (-1,75 o -0,75%).
Nuestra economía demostró una importante capacidad para bajar la inflación de un 14,1% a un 4,8%, con una caída anual del -0,2% del PIB, durante el 2023.
Claramente el crecimiento negativo es una mala noticia, pero si vemos más allá, comprobamos que la economía nacional fue resiliente: experimentó un importante ajuste y demostró una capacidad de recuperación económica por sobre las expectativas.
Los focos de incertidumbre institucional se han ido disipando.
Nuestra sociedad demostró en las urnas que rechaza las propuestas extremas y que la fórmula de la búsqueda de los consensos para avanzar es perfectamente válida en estos tiempos. A la resiliencia económica se suma una estabilidad política que no tienen otros países de América Latina. En grandes líneas, Chile sigue siendo un país estable, donde los compromisos se cumplen entre generaciones.
Por lo tanto, el gran desafío es estimular la inversión. Una tasa de crecimiento del 1,5 al 2,0% no va a bajar de manera significativa la tasa de desocupación, hoy en un 8,5% a nivel nacional y un 7,9% regional, sino que esa tasa de crecimiento proyectada sólo frena el aumento de la tasa de desocupación o produce una reducción muy suave en la cantidad de desocupados. En este contexto, resulta preocupante que un 26,5% sean ocupados informales, hay precariedad laboral que en el futuro va significar una mayor pobreza.
Como Región del Biobío debemos ir a la búsqueda de los grandes proyectos de inversión, que cumplan con los estándares de sostenibilidad, que implique ir escalando en el nivel de complejidad de nuestra producción y que reactive nuestros tejidos productivos a partir de diversos procesos innovativos.
Actualmente hay en ejecución algunos proyectos de inversión pública claves para la Región del Biobío: Puente Industrial, Puente Ferroviario, fin de la conectividad del Puente Chacabuco, por mencionar algunos. Esta inversión pública debe apalancar nuevos proyectos privados.
En esta dimensión lamentablemente estamos todavía al debe. Resulta muy preocupante el potencial cierre de la empresa Huachipato.
Un reciente estudio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de la Santísima Concepción concluyó que cerca de 1.000 pymes serían afectadas con el cierre de la siderúrgica y que aproximadamente 88 mil personas se verían perjudicadas (22 mil personas con pérdida de empleo y 4 personas en cada grupo familiar). Es urgente proteger y fomentar nuestra industria regional. El cierre de la siderúrgica tendrá un efecto multiplicador muy negativo para el empleo regional.
Reactivar la economía será la consigna más importante del 2024. Estamos en un año desafiante para el crecimiento y el empleo regional.