Opinión

Autores chilenos

Por: Diario Concepción 19 de Enero 2024
Fotografía: Cedida

Rodrigo Castillo Jofré
Abogado, Mg. en Derecho Público.
Colectiva – Justicia en DD.HH.

De todos los meses del año, pocos concentran tantas fechas significativas para las letras nacionales como enero. Hace unos días se conmemoró el natalicio de Baldomero Lillo, de Manuel Rojas, de Vicente Huidobro y la partida de Gabriela Mistral. Autores y autoras de cuentos, novelas y poesías que, a lo largo de nuestros 206 años de historia como República, han ayudado a definir nuestra identidad, recogiendo inquietudes y esperanzas de épocas y lugares en que les tocó vivir.

No hay mejor forma de aproximarse a las historias de la cuenca del carbón y de las luchas obreras de inicios del siglo pasado que a través de los cuentos de Baldomero Lillo. Parte importante de la identidad real del Chile campesino, muy distinto al de las mantas de exhibición y rodeos, están en las décimas de Violeta Parra. Qué valores patrios podrían ser más rescatables que la solidaridad y entereza de los protagonistas de las historias de Manuel Rojas, de Nicomedes Guzmán, o del narrador trágico de Tomé, Alfonso Alcalde.

Sin embargo, el interés por rescatar y potenciar esta tradición parece ser cada vez menor. Políticas culturales y educativas extraviadas, oportunidades perdidas para la difusión de la lectura por medios virtuales, dan cuenta del abandono de parte del Estado y de otras entidades a la promoción del trabajo de autores nacionales. Las loables iniciativas autogestionadas, además del mercado editorial, no alcanzan a dar abasto para el cumplimiento de esta tarea.

Por estos días adquirió notoriedad un proyecto de ley que obliga a izar la bandera y cantar el himno nacional en los colegios. La iniciativa pretende “transmitir nuestro valioso patrimonio cultural en el contexto educativo”. No me cabe duda que la transmisión de la literatura de los autores chilenos, leída en colegios, bibliotecas barriales y a través de los medios de comunicación, de seguro contribuiría a afirmar este patrimonio cultural. Tal vez el poeta rebelde y autor del himno nacional, Eusebio Lillo, tuvo esto en mente cuando dedicó gran parte de su juventud a la creación de escuelas populares y a la promoción de la lectura, antes de partir al exilio por su participación en la revuelta de 1851. En su ejemplo podría estar la respuesta para las prioridades que requiere el Chile de hoy.

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