Opinión

Cultura y TV pública: un debate necesario

Por: Diario Concepción 30 de Marzo 2023
Fotografía: Pablo Gaete Villegas

PABLO GAETE VILLEGAS
Magíster en Arte y Patrimonio UDEC Director de Balmaceda Arte Joven Biobío

A raíz del reciente nombramiento de Jaime de Aguirre como nuevo Ministro de las Culturas las Artes y el Patrimonio, un conocido profesional de las comunicaciones y particularmente del mundo de la televisión, se ha reabierto el debate sobre el rol de la televisión pública en el desarrollo cultural del país. A estas alturas, nadie puede negar el impacto que la televisión produce masivamente en las audiencias, por lo mismo cada cierto tiempo se debate qué porcentaje de programación cultural se debe integrar a las pantallas, y que tipo de programas televisivos se consideran de carácter cultural.

Si bien en Chile la televisión tuvo en los años 60 un origen universitario, las características del mercado determinaron que al poco tiempo su contenido dejara de ser exclusivamente cultural y educativo, para transformarse en un medio de contenido completamente masivo y enfocado en el entretenimiento. Esto pareció cambiar, durante los primeros años de la transición. Efectivamente, en los 90 y hasta el año 2010 aproximadamente se hizo un esfuerzo interesante por la creación de programas que sin dejar de ser entretenidos acercaban al público a las artes y la literatura. Recordados programas como el Show de los Libros, animado por el escritor Antonio Skármeta, Hora 25, a cargo de los periodistas Augusto Góngora y Diana Massis, donde repasaban la cartelera cultural con una cuidada puesta en escena y calidad visual. También el programa El Mirador, conducido por Patricio Bañados, marcó la sintonía con reportajes y temas sociales tratados con seriedad y profundidad. Y posteriormente el retorno de Ojo con el Arte con el pintor Nemesio Antúnez, demostrarían que el espectáculo y el entretenimiento no son incompatible con la cultura y la educación.

Posteriormente, a fines de 2014 entró en vigencia la ley que exige a los canales de televisión ofrecer un mínimo de 4 horas semanales de programas culturales: dos en horario prime -entre las 18:30 y 24:00 horasy el resto en bloque horario a elección. Con esto se pretendía relevar el rol de la cultura y reforzar la función que cumple la televisión pública en la construcción de identidad y formación cívica en la opinión pública. Por otro lado, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) ha tenido, desde su creación, especial interés por la programación cultural. Lo ha intentado con dos iniciativas de apoyo a la industria: el Fondo CNTV o fondo de fomento; y la iniciativa CNTV Infantil. Actualmente existe NTV, nuevo canal cultural de TVN, que tiene a los niños y niñas como protagonistas, con una programación especial y espacios para toda la familia. Aun así, persiste la sensación que todo esto es insuficiente. No se trata que se deban transmitir conciertos y operas durante todo el día. Ni que se deban dar clases de filosofía por la pantalla. Pero un mínimo sentido crítico nos dice que solo con programas de gastronomía y reportajes de países remotos que actualmente ofrecen los canales de televisión no se está aportando realmente al desarrollo cultural ni poniendo en debate la identidad nacional o valorando la diversidad territorial del país.

El grave problema de comprensión lectora que sufre más del 40% de la población chilena o las enormes brechas educativas que generó la pandemia entre los niños y niñas de distintos sectores socioeconómicos son temas que el impacto masivo de la televisión podría ayudar mucho abordándolos también en su programación. Quizás requerimos con urgencia de un TELEDUC 2.0 y algo más.

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