Dr. Ricardo Demarco López
Académico Departamento de Astronomía UdeC
Investigador CATA
Nos acercamos al fin del verano que trajo la destrucción de muchos bosques y áreas verdes, la merma en animales, y daños a las personas que, en ocasiones, resultó en pérdidas irreparables. Esto nos hace reflexionar sobre nuestra responsabilidad en el cuidado y preservación de lo que aún nos queda: Chile es riquísimo en biodiversidad, destacando claramente los bosques, vegetación y animales de zonas como la Araucanía Lacustre.
Tuve la fortuna de visitar dicha región, donde pude observar la ranita de Darwin, pudúes, volcanes, lagos, bosques, ¡hasta un cometa! Tanta diversidad me hizo pensar algo fundamental que muchas veces no consideramos. Las plantas, animales y humanos, estamos hechos de una molécula encargada de pasar la información necesaria para la permanencia de las especies: el ADN.
La estructura general del ADN es la misma, pero las combinaciones de sus componentes estructurales hacen que las flores tengan pétalos, los árboles ramas y los humanos extremidades. El ADN es un polímero hecho de subunidades formadas por una de cuatro bases nitrogenadas (Adenina, Guanina, Timina y Citosina), una azúcar y un grupo fosfato. La otra molécula presente en seres vivos es el ARN, con una sola hebra como columna vertebral en lugar de la doble hélice. Posee casi las mismas bases nitrogenadas, salvo que la Timina es reemplazada por el Uracilo.
¿Y qué pasa con el cometa? ¿Qué tiene que ver con todo lo anterior? El cuerpo al que me refiero es el llamado “cometa verde”, observable desde el hemisferio sur en la primera quincena de febrero. Los cometas y asteroides son restos de la formación del Sistema Solar, con compuestos formados en el medio interestelar. Estos contribuyeron a la química de la Tierra mediante impactos, depositando los ingredientes químicos, incluyendo el agua, necesarios para el ADN, ARN, y la vida como la conocemos.
Tenemos evidencia de que la Adenina, Guanina, Timina, Citosina, el Uracilo e incluso la Ribosa (la azúcar presente en el ARN) se encuentran en meteoritos. Al igual que éstos, los cometas también son portadores de moléculas orgánicas. Su paso cerca de una estrella volatiliza gases enriquecidos en estos compuestos, los que eventualmente terminan en los planetas de ese sistema. El cometa me hizo pensar en esta relación fundamental entre bosques, vida silvestre y aquellos cuerpos celestes que transportan ingredientes necesarios para la biodiversidad. Esta bella y poderosa conexión nos invita a ser más apreciativos y cuidadosos con lo que tenemos, algo que hasta ahora no hemos podido encontrar en otros lugares del Cosmos.